Pregunté que cómo se llama el mercado y nadie me sabe decir. Es como una mini lagunilla en un parque descuidadón de Avenida Cuauhtémoc del lado de la colonia Doctores, por donde estaba el Cine México, casi frente al parque Pushkin en la Roma y al ladito de un soso Toks. En el mercado de Avenida Cuauhtémoc se juntan los más raros especímenes, vendedores apasionados, conocedores que compran y venden y que generalmente tienen colita de caballo, pelo medio grasoso o usan boina, se les ven los dedos amarillos de tanto fumar. Las mujeres que venden son medio masculinas, hablan con soltura, convencidas de lo que dicen; todos son personajes dignos de escucharse y dignos de análisis.
Lo que se ve en el mercado de Av. Cuauhtémoc es basura y tesoro. Hay muchos puestos dedicados a los juguetes. Para los fans de Star Wars hay de TODO: legos, naves espaciales, R2D2s. Para los fans de la Alemania Nazi (espero que no haya muchos) hay un señor que vende TODOS los parches, postales, cascos de guerra y una gran cantidad de pines, suásticas, aguilas y mucho odio.
También hay mucho amor por el arte taurino: libros, esculturas, gráfica, etc. En términos de arte, este mercado brinda obra vieja con marcos espectaculares al más puro estilo francés (voluptuosos y de “oro”), réplicas de Picasso, grabados de Pablo O´higgins, recortes de obra de Diego Rivera, millones de paisajes de pintores desconocidos que hemos visto mil veces. Sería increíble saber qué tanto es verdad y qué tanto es mentira.
Para los amantes de la joyería también hay espacio: venden Tiffany vintage hasta con la cajita acqua y unas piezas como de TANE de los ochentas, elegantes. Hay platería como de Guadalupe Loaeza, también hay collares hippisones, de esos de jade que les gusta ponerse a las gringas que aman México. Hay desde luego los camafeos, piedras “finas” grabadas en relieve, campesinas francesas o virgenes labradas. Brazaletes gordos, algunos muy anchos, aretes delicados, otros medio kitsch y opulentos, mancuernillas de antaño en formas geométricas, más minimalistas, y anillos simples y a la vez compuestos; mucha perla y algo de ámbar para recordar Jurassic Park.
Existe un puesto de lámparas estilo Art Déco y candelabros tipo el Rey Sol, globos terráqueos y tapetes persas, chinos e indescifrables. También hay quien se especializa en cosas prehispánicas, jicaritas, pajaritos que hacen ruido, vasijas, cuchillos, caritas amorfas.
Hay un señor que vende sombreros, desde una baratija de H&M del invierno del 2003, hasta uno de pelo de una tienda elegantísima en California de principios del siglo XX. Obvio el vendedor es sonriente, da descuento y usa la boina de la que ya hablaba. Me compré un sombrero, me sentí soñada, ahora sólo espero usarlo y no sentirme ridícula.
Hay una señora especializada en relojes, vende pilas y extensibles. Sabe de marcas, de funcionamiento interno y de segunderos. Es un mujerón. En otro puesto hay encendedores, encendedores de los caros, me compré uno rojo con dorado con las letras chinas marca Dupont. Costó $400 y nuevo podría andar en los $4,000. Existe MUCHA oferta, así que no sabes si estás comprando bien o te están estafando. El artefacto (encendedor) no tiene gas y al parecer conseguirlo es todo un rollo, así que es una joya inservible. Me gusta para poder imaginarme que soy muy cool y no tengo un bic de plástico que sí funciona.
El mercado de Av. Cuauhtémoc está buenísimo y si ya están por ahí se puede comer en la cantina No. 1 que es de esas de gallegos: un galerón modernillo que está a reventar. Recomiendo la sopa de mariscos y un vinito blanco bien frío. Otra opción de comida es La perla de la Roma: mariscos pero en serio; prueben el ceviche de pescado con mucho aguacate y aceite de oliva.
Si te gustan los tianguis y mercados: