Hay un mercado de dulces típicos mexicanos donde conviven armoniosamente las personas y las abejas. Se llama el mercado de Ampudia, está en el Barrio de la Merced y tiene más de 66 años desde que se fundó. Se especializa en la venta de dulces tradicionales y artesanales mexicanos cómo camotes, chilacayotes, calabazas, higos y las peras cubiertas de azúcar, entre muchos otros.
Las abejas del mercado de Ampudia
Lo primero que llama la atención al llegar al mercado de Ampudia, incluso antes que los dulces, es la cantidad de abejas que sobrevuelan los puestos o paradas en la fruta cristalizada. Ante mi expresión de sorpresa, un empleado de la Dulcería Jiménez Hermanos (Local 62, Puerta 6) me explicó: “Son abejas obreras, solitas llegan aquí. Vienen a comer la mielecita del dulce y después se van”. Ellas tienen sus frutas favoritas de donde extraen obsesivamente el manjar del azúcar. Los higos cristalizados, por ejemplo, son de sus preferidos. Es más, hay tantas abejas posadas sobre ellos que parece que allí está su colmena. Me contó el trabajador que: “ellas tienen sus dulces consentidos, como los que vienen enmielados, o los que conservan miel por adentro, cómo los higos, el chilacayote y en algunas ocasiones la calabaza y el camote.” Y agregó: “Entre más mojadito o fresco este el dulce más se acercan”.
Los miedos y las realidades en torno a las abejas
Tanto los locatarios como los clientes frecuentes de Ampudia están acostumbrados a convivir pacíficamente con ellas. En cambio, los transeúntes que nunca han caminado por allí, entran en una especie de shock cuando las ven. Pasan desconcertados y con cautela junto a los puestos, cómo si los animalitos les fueran a picar simplemente por circular por allí. Cómo me comentó un locatario: “Nosotros las ignoramos, nos dedicamos a nuestro trabajo. No nos molestan y no las molestamos. Es la clientela la que les da más importancia”. Y agrega: “Las abejas son inofensivas, la gente es la que las espanta o las asusta”. Otro locatario del puesto de al lado me dijo: “Mucha gente tiene un mal concepto de ellas: ven abejas y creen que los van a atacar, que les van a hacer una llave china, que les van a boxear… y eso es por las películas. Pero no es así; a mí se me paran 10 abejas encima y no me pasa nada”.
Supongo que para mucha gente las abejas son como moscas, especialmente si las ven paradas en los dulces que se van a comer. Sin embargo, en realidad la abeja “es el animal más limpio que hay y además, ahuyenta a las moscas”, afirma Adrián Chavarría León, quién lleva 35 años trabajando en Ampudia (local 104-106, puerta 9).
Los piquetes en Ampudia
Todos los que trabajan en Ampudia coinciden que las abejas son limpias e inofensivas, aunque eso no significa que no piquen. Adrián me contó que las abejas “pican por accidente, como cuando las aplastas”. Otro vendedor me comenta que “los que trabajamos aquí, diario nos llevamos de 6 a 10 piquetes”, y me enseña su dedo hinchado con un puntito negro de un piquete reciente. Luego riéndose añadió: “pero ya estamos inmunes, no nos pasa nada, casi no sentimos nada, no más el ardorcito”. Un compañero que está a su lado lo interrumpe: “Pero de que duele, pues sí duele”. Supongo que hay que tener un umbral de dolor alto para trabajar aquí. Entonces le pregunté si alguien aquí mata a las abejas, y respondió: “No las matamos, principalmente porque son animalitos muy nobles. Además, no podemos emplear aquí insecticida por lo mismo del dulce”.
Da gusto ver tantas abejas sobrevolando los puestos en el mercado Ampudia, especialmente ante el grave riesgo de extinción en la que se encuentran casi dos mil especies de abejas en México. Necesitamos menos agricultura intensiva, cambio climático y plaguicidas, y más mercados como el de Ampudia en donde los seres humanos y los animales conviven y se ayudan mutuamente.
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