La imperturbable calma de Chapultepec y un enorme invernadero dentro del zoológico permiten que exista un mariposario donde uno se olvida de sus problemas por el resto del día. Estar allí es una terapia exprés de ligereza. El Mariposario de Chapultepec es el hogar de 25 especies de mariposas. Están, por ejemplo, la dryas iulia, las caligo y las morpho azul andinas, que son las mariposas iridiscentes más coloridas de México y Sudamérica. También hay una enorme familia de mariposas monarcas que, por cierto, están de fiesta ya que julio es conocido como el mes de la mariposa monarca.
La mayoría de las mariposas de Chapultepec vienen de un criadero en Costa Rica. Cada semana llegan alrededor de 800 pupas a punto de convertirse en mariposa. Eso quiere decir que cada vez que uno entra al Mariposario, camina entre cientos de bebés que aletean libremente entre las plantas y comen fruta fresca todo el día.
Liberar una mariposa recién nacida en el Mariposario de Chapultepec
Las personas entran en pequeños grupos al Mariposario, casi en la entrada pueden ver una enorme vitrina donde descansan al menos 800 pupas que llegan de Costa Rica. Algunas de ellas ya rompieron el capullo y en sus contenedores descansan mariposas con las alas aún enrolladas. Para que puedan volar, las mariposas tienen que esperar 4 horas después de haber salido de su capullo.
A cada familia (o persona), el Mariposario de Chapultepec le entrega una mariposa bebé para que la libere donde están las otras. Antes de liberarla, uno de los guías da una pequeña charla sobre las mariposas que viven en Chapultepec y cómo es que llegan de Costa Rica hasta México. Después hay que bautizar a la mariposa y contarle un deseo, pues hay una leyenda náhuatl que dice que las mariposas liberadas elevan los deseos de la gente para que los dioses se encarguen de cumplirlos. Cada mariposa que revolotea por ahí tiene nombre propio y carga con el deseo de alguna persona.
Ayudar al Zoológico de Chapultepec
Hay que decir que, con los recientes ajustes del gobierno, el Zoológico y sus animales no la están pasando muy bien. Por eso visitar el Mariposario o cualquier otra instalación es aportar un poquito para que los animales sigan teniendo un buen trato. Ya es bastante triste que estén encerrados, no dejemos que su futuro sea todavía peor.
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