A pesar de la nube gris que cubre a veces el cielo de la ciudad, lugares como Tlalpan nos recuerdan que sí es posible encontrar un poquito de verde por acá y olvidarse de los edificios y el alboroto. Su ecosistema, marcado por las numerosas erupciones del Xitle, es como un mundo aparte. Tanto así que incluso tienen especies endémicas que no encontramos en otro sitio de la Ciudad de México.
De hecho, algunos de nuestros lugares favoritos para comer o caminar sin presiones están allí.
La casa del Pan,
buen plan para el desayuno
En días regulares la Casa del Pan en Peña pobre cierra hasta las 6:00 de la tarde.
Para quienes gustan de los desayunos ligeros, la Casa del Pan tiene un menú vegetariano que nos encanta. Todo lo cocinan de forma artesanal y sus productos vienen de huertos locales donde la única regla es no usar ningún químico peligroso para la salud.
Restaurante Enrique,
un sótano con barbacoa suculenta
El Enrique es un restaurante familiar muy querido en Tlalpan. Seguramente muchos tienen buenos recuerdos de la infancia allí, sobre todo de las mañanas de domingo que es su día más activo. Mientras los niños disfrutan una torta de carnitas, un mixiote o una quesadilla, los adultos toman tequila y cantan junto a los mariachis que van llegando.
Para llegar al restaurante hay que subir unas escaleras, pero si uno baja en dirección hacia el sótano, el inconfundible olor a barbacoa se intensifica. En el sótano del Enrique venden tacos de barbacoa. No tienen mesas ni sillas, hay que comer parado, pero la sal de grano y la salsa borracha hecha con pulque bien valen el sacrificio.
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Zona Arqueológica Cuicuilco,
un sendero calladito para escapar de la ciudad
Desde lo alto de las pirámides redondas de Cuicuilco se ve la ciudad amalgamada. Quizá es la mejor vista de la mancha urbana que uno pueda tener, además es como estar parado en dos líneas de tiempo completamente distintas. Allí arriba dos ciudades —una vieja y una antigua— chocan inevitablemente.
Hace 1670 años, con la erupción del Xitle, el paisaje cambió y se convirtió en un desierto xerófilo donde la fauna y la flora son distintas de cualquier otro sitio en la ciudad. Alrededor de la pirámide hay un sendero formado por la lava endurecida que tiene un silencio enigmático. Caminar por ahí significa rodearse de cactus y suculentas.
Leer más sobre el sendero.
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Bosque de Tlalpan,
caminos magenta con buganvilias
La jacaranda no es la única planta que en primavera pinta el paisaje de colores brillantes. Las buganvilias del bosque de Tlalpan aprovechan los anchos y altísimos troncos de los árboles para crecer varios metros.
Aún con la contaminación y el gris habitual que ofrece la ciudad, el Bosque de Tlalpan es uno de nuestros lugares favoritos para caminar. No sólo por las buganvilias que colorean los senderos, sino también porque muy cerca de allí está la Casa de Cultura, un edificio antiguo que parece castillo y a menudo ofrece talleres interesantes.
Leer más sobre el las buganvilias.
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