Hay pocos lugares en la ciudad realmente dedicados al jazz, y son todavía menos los que lo hacen con tanto cuidado como Jazzatlán Capital. El club que Rodrigo Moctezuma fundó en Cholula hace 13 años llegó a nuestra ciudad en 2018 con conciertos de martes a domingo y una fina selección de bandas en vivo. Y aunque el jazz es su línea principal, hace poco renovaron completamente su carta de comida y la selección es especial.
Como Jazzatlán nació en Cholula –y vivió tantos años entre la gastronomía de esa ciudad– para el nuevo menú decidieron replicar un espíritu similar. Este mes quitaron de la carta pizzas y hamburguesas (dicen que ya hay suficientes lugares en esta ciudad que las preparan) y las sustituyeron con platillos con muchos ingredientes de la cocina poblana.
Cuando los visitamos probamos un taco de hoja santa con queso ahumado de Chipilo, olotes de maíz y ayocotes (el frijol mexicano más grande). También un taco de atún en adobo de especias y otro de cecina y longaniza curada con mezcal, nopales y queso panela a la parrilla. Aunque lo más rico de todo (y lo que más recomendamos también) es la cemita. Además del panecito típico, lleva chalupas rojas y verdes, milanesa de cerdo, ayocotes refritos y una rama de pápalo. Para picar están los camotes fritos con sal y pimienta, que son adictivos.
Cemita de chalupas
Taco de atún y de hierba santa
Taco de cecina y longaniza
La carta también tiene tamales de anís con mole poblano; sopes de carnitas con pipián verde de la sierra norte poblana o un aguachile de atún con chile poblano y aguacate.
Jazzatlán Capital ya tenía una buena carta de cervezas de barril –incluyendo la que producen ellos mismos en su fábrica de Puebla–, cocteles clásicos y un mezcal delicioso de la mixteca potosina. Ahora tienen unos nuevos cocteles con otras variedades de agave, como el “Olguita”, que tiene un espadilla de la mixteca poblana, toronja, limón y sal de gusano.
Coctel Olguita
Recomendamos mucho visitarlos de nuevo para probar la nueva carta –o visitarlos por primera vez. Jazzatlán es uno de esos sitios con una atmósfera peculiar. Por las noches es un escenario dedicado, en donde los asistentes van realmente a escuchar música y la conversación alta está considerada ofensa; pero por la tarde las mesas afuera invitan a comer bien y platicar tranquilo, durante todo el tiempo que uno quiera.
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