Para ir a las cenas de Monkey Town hay que reservar con antelación y llegar a tiempo. Las puertas de Escuela de la Paz, donde sucede esta experiencia culinaria-artística se cierran –sin reservas– 20 minutos después de la cita. Allí, el mismo Montgomery Knott recibe a 40 asistentes en el zaguán de este antiguo colegio salesiano. Cuando ya están todos listos, Montgomery, el anfitrión, explica brevemente lo que vivirán: una cena de 5 tiempos que corre a cargo del chef Jair Téllez (Merotoro, Amaya, Mesa B), dentro de un cubo que proyecta durante dos horas piezas hermosas de videoarte, que difícilmente verán fuera de un museo o galería.

La Escuela de la Paz, el espacio artístico que recién llegó a la Escandón, está en el edificio color azul Venecia de lo que fue un antiguo colegio salesiano. Monkey Town acontece en lo que fue la cancha deportiva de la primaria, donde los niños pasaban el recreo. Y la disposición al principio (o quizás siempre) es un poco extraña, pero ese sentimiento de extrañeza es el elemento más importante de este happening.

El comedor es un cubo de 9 metros cúbicos con 4 pantallas que lo forman. Allí, los invitados pasarán las próximas 2 horas, comiendo rodeados de piezas de videoarte de 18 artistas y cineastas de México, América Latina, Europa, Rusia y Estados Unidos.

La comida viene por tiempos acompañada de maridaje (dos tequilas 1800, dos copas de vino, una cerveza). Los 5 platillos del menú, sobra decir, son muy ricos, la mayoría de pescado, pues es la especialidad del Jair Tellez. Montgomery y su asistente sirven la comida, cambian los cubiertos solamente hasta el postre y las copas un par de veces. Así no distraen a los asistentes de lo “verdadermente importante”, como dice Montgomery: las piezas de video o las actuaciones de artistas brillantes, que bien puede ser Paz Lenchantin (bajista de The Pixies), Indra Swara (grupo de música tradicional indonesia), Mabe Fratti (artista sonora guatemalteca) o Arantza Araujo, la performer que nos tocó ver a nosotros.

Monkey Town es itinerante. Nació en Brooklyn en 2003, el mismo año que llegaron las cámaras a los celulares. Después de estar 10 años en distintas locaciones de Nueva York, llegó a Denver, Austin, Barcelona, Los Ángeles y, finalmente, ahora a la Ciudad de México y la experiencia es memorable.

Todos los días (con excepción de los domingos) hay cenas en dos turnos; 7:30 y 9:30 de la noche. Los boletos ya están a la venta en la página de EventBrite y van desde los $800 a $1,200 pesos, dependiendo del día y horario elegidos.

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