El primer sonidero liderado por una mujer nació en la Casa Blanca, una de las vecindades con mayor tradición de Tepito. El sonido La Socia, de Guadalupe Reyes Salazar, fue culpable de la popularidad de la Sonora Matancera en el Barrio Bravo. De hecho, Carlos Manuel Díaz Alonso “Caito”, corista y maraquero de la Matancera llegó a decir que, gracias a La Socia, Tepito es matancero de corazón. El trabajo de doña Guadalupe Reyes también sirvió como inspiración para que Marisol Mendoza creara la colectiva Musas Sonideras, un proyecto con el que busca hacer más visible el papel de la mujer en la escena sonidera, que es (era) un movimiento dominado por hombres.

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Sol Salsita, Marisol Mendoza y Ely Fania.

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Marisol Mendoza es sonidera desde la cuna –su papá y su hermano son Sonido Duende– y desde hace trece años es promotora cultural. En materia de sonideros, ella es una referencia obligada y para comprobarlo sólo hace falta sentare a platicar con ella. Además de la colectiva, Marisol trabajó en otras iniciativas como el Proyecto Sonidero que en 2012 sacó el libro Sonideros en las aceras, véngase la gozadera. También participó en el documental Yo no soy guapo (2018) que, dice, es una forma de homenajear a los miembros de su familia, pues ahí aparecen su hermano y su papá tocando con Sonido Duende de Tacuba.

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Las Musas Sonideras

A pesar de que en todo México hay mujeres sonideras, no hay mucha difusión de su trabajo. Ni siquiera la legendaria Socia tiene tanta popularidad como otros sonidos de la década de los sesenta. Sólo hasta que aparecieron otras sonideras en la ciudad, el nombre de la Socia apareció de nuevo como la precursora del movimiento femenil sonidero. De hecho, el mismo Ramón Rojo del Sonido la Changa fue chalán de la Socia. Como todos sabemos, la Changa es uno de los sonidos más famosos en todo el mundo, pero la Socia, por otro lado, estuvo a punto de caer en el olvido. Esto es una muestra pequeñita de todos los obstáculos a los que se enfrentan las sonideras, mismos que Marisol y las musas quieren derribar con su trabajo.

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La primera vez que Marisol Mendoza tuvo la inquietud de reunir a todas las mujeres sonideras de la ciudad fue en un Juguetón Sonidero en el estacionamiento norte de la Merced. En ese evento conoció a Lupita “La Cigarrita”, Sonido la Morena –hija de don Manuel Perea de Discos Colombia Chiquita– y Sonido la Dama. Ya conocía a Ely Fania de Azcapotzalco, quien le ayudó a contactar a “La voz de azúcar” Sonido Gatúbela de Ecategótica,  la Dama de la Salsa y Sonido la Seducción. Con ellas inició la inquietud de hacer una colectiva que reuniera a todas las sonideras.

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Sol Salsita y Ely Fania.

Desde ese momento, Marisol empezó a escribir una lista de todas las mujeres sonideras que existen en México y Estados Unidos. Hasta ahorita lleva 64 sonideras de la Ciudad de México, Puebla, San Luis Potosí, Toluca, Pachuca y Estados Unidos. A muchas no las conoce en persona, pero confía en que son “mujeres chingonas haciendo cosas todavía más chingonas”. De hecho, pronto irá a Tijuana para tocar con una musa de San Diego, California. Aún cuando no pertenecen a la colectiva, Marisol sube a facebook todos los carteles de sonidero donde aparecen mujeres. Al final, lo importante es establecer puentes y darle difusión al trabajo de todas ellas. Como dice “si oyen a una, nos oyen a todas”.

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Sonideras en resistencia

Tras todos sus logros, las Musas Sonideras todavía se tienen que enfrentar a varios problemas en sus presentaciones, el más común de ellos es la falta de equipo propio, aunque el verdadero problema es el machismo. Marisol dice que de las peores cosas que ha escuchado fue en los baños de mujeres del Salón Candela, cuando en una de las primeras tocadas de las Musas alguien dijo “vámonos, ya van a tocar las viejas”. También recuerda que un reportero se burló de ellas por su aspecto. “Hay quienes oyen Musas Sonideras y nos quieren ver como las súper chicas”, dice Marisol.

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Las Musas Sonideras antes de empezar a tocar en QiPO Fair 2020.

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Aún con todo esto, Marisol Mendoza no baja la guardia, porque sabe que “Musas Sonideras es una cobija para todas las que quieran levantar el estandarte desde el corazón, porque es una bandera  de identidad y si escuchan a una escuchan a todas”. Por eso, ella no para de organizar eventos, haciendo visible el trabajo de todas las sonideras y así seguirá “hasta que la sororidad se vuelva costumbre”.

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