Al anochecer la ciudad viste sus mejores (o más cómodas) fachas y destapa una variedad de ofertas de fiesta para elegir. Eso podría ser una de los puntos claves, además de la exquisita gastronomía, de vivir en una ciudad como la nuestra. Lugares abren y cierran, pero estos 3 llegaron para quedarse (al menos por tiempo de calidad).

1. Yu-yu

Yu Yu

Yu Yu vive en el sótano de una hermosa casa en la Juárez del siglo XIX y podemos asegurar que tiene el mejor sonido de la ciudad para una fiesta. Abrió en octubre de 2017 y poco a poco la gente lo empieza a conocer, recomendar… Y a volver.

En Yu Yu no entran más de 120 personas, el techo está a dos metros del piso y lo único que hay es una barra y un patio para fumar. En su mini dance floor, a través de una Alpha Recording 9000 (mezcladora japonesa hecha a mano) suena uno de los mejores equipos de audio del mundo: la serie X de Martin Audio, diseñada para clubs y cortas distancias. El eje del club es la música electrónica y el movimiento detrás de cada escena, por ello la curaduría ocurre de forma orgánica y muy bien cuidada.

Hasta el momento NAAFI, Tutti x Uchi, Dancesafe x Cuatro Cuartos y Get Move son algunas de las fiestas que han hecho allí. El cover depende de la fiesta (entre $150 y $300). Abren a las 11 pm y normalmente cierran a las 5 am.

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2. Can can

fiesta
Can Can tiene los flyers más bonitos (nominados aquí), juegos de arcade, tragos a cargo del mixólogo del Limantour y una de las propuestas culinarias más honestas a cargo del chef Filipe Neves. Es un bar chiquito en la calle de Durango, creado por los mismos que hicieron el Mono, Campo Baja y, en su momento, Rhodesia. Todo esto ya es una combinación fortuita para el que sale de trabajar, quiere relajarse y soltar el cuerpo, pero además está su propuesta nocturna.

En las noches este lugar se puede convertir en una divertida pista de baile con música en vivo. Ya sean djs o bandas cada músico intenta proponer un estilo diferente que va desde rock psicodélico de los setenta pasando por música de los ochenta hasta hip-hop noventero. Como precopeo o como lugar para pasar la noche Can Can puede ser esa opción de viernes post-oficina. Para estar al tanto de sus actos en vivo puedes revisar sus redes sociales.

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3. Bar Oriente

Bar oriente

Bar Oriente es una mezcla de izakaya (típico bar japonés de pequeños platillos maridados con tragos), bar –con ocasional música en vivo– y karaoke privado. Cada uno de estos tres “temas” están en un piso diferente del edificio, donde antes era el Club Social Rhodesia. A eso de las 11, puedes elegir bajar a planta baja a escuchar un grupo en vivo mientras tomas un trago (hay área de fumar) o rentar uno de los dos cuartitos de karaoke donde caben hasta 30 personas y tiene su propia barra y mesero (cuesta $1000 la hora).

En cuanto a la música, la electrónica está casi vetada, a menos de que haya una fiesta especial (como la que inauguró el lugar: Traición). La idea es tener grupos de jazz, funk, soul y otros géneros que van en esa línea que toquen en vivo en el bar. Por ejemplo, ha tocado Tropicaza con su banda llamada La Redada, y al día siguiente un ensamble de instrumentos de metal. Así, lo que era el Rhodesia cambió de giro y ahora algunos de sus asistentes se convirtieron en socios. Si algo tiene el Bar Oriente es una oferta ecuménica para sentir que vives varias experiencias sin salir de un edificio hermoso. Y la comida es deliciosa. Recomendamos reservar.

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