La lluvia es catástrofe u oportunidad. A menudo olvidamos que la lluvia es sagrada para los campos; la absorbe la tierra y queda oliendo a mojado. La ciudad lluviosa es un panorama menos romántico que el del campo. Aquí nos inundamos, las calles se nos vuelven ríos y cada dos por tres volvemos a nuestra condición primera de lago. Llueve en enero, marzo, agosto o mayo. Llueve en dos cuadras y a veces no llueve en las siguientes dos. El pronóstico del tiempo es sugerencia ignorada. Ante la pregunta de si lloverá o no siempre es mejor dirigirse a la respuesta lógica: sí. Siempre.
Con todo, la catástrofe lluviosa tiene como (casi) todo un lado amable. Los niños juegan a saltar charcos aunque luego enferman. En las calles fabrican barcos de papel improvisados. Se construyen balsas para cruzar los ríos-avenida, y algunos practican la pesca de bienes arrastrados por el temporal. A veces correr bajo la lluvia es liberador.
Galería
En la ciudad habrá lluvia siempre y esta galería da cuenta de algunos de los escenarios más apocalípticos que genera. Esos que para todos los que habitamos la ciudad-lago son tan cercanos.
El Centro Histórico sufrió varias inundaciones en la década de los cincuenta. Durante esa época, eran usuales las escenas de personas que cruzaban las calles en diversos vehículos y lanchas de otros que aprovechaban para prestar ese servicio. Esta toma fue captada por el fotógrafo Tomás Montero, y lleva por título “Al mal tiempo, buena cara”.
Una tarde lluviosa frente al cruce de las avenidas Juárez y Balderas a mediados de los años sesenta. Foto: Archivo General de la Nación.
El Zócalo capitalino y la Catedral Metropolitana en un día lluvioso de 1922. Se aprecia uno de los cuatro pegasos creados por el escultor Agustín Querol, que entonces adornaban las esquinas de esta plaza y hoy se encuentran frente al Palacio de Bellas Artes.
Foto: Archivo Fotográfico Manuel Ramos.
Personas se refugian de la lluvia frente al cine Titán de la colonia Doctores. Foto: Archivo El Universal
Un par de jóvenes aprovechan una inundación en las calles de Polanco para divertirse. La toma es de 1967 y el fotógrafo Enrique Metinides. Foto:”101 tragedias de Enrique Metinides”.
La esquina de 16 de Septiembre y Motolinía durante una inundación en 1945. Destaca el letrero con la indicación “¡Ojo! Se prohíbe pescar en este lugar”. Foto: INAH.
Una toma de 1951 donde se aprecia una inundación en la avenida Independencia, entre las calles de Marroqui y Luis Moya. Foto: “Memorias de las obras del drenaje profundo del D.F.”
Vista de la avenida 16 de Septiembre, desde la esquina con Isabel la Católica, durante una inundación en 1952. Las balsas de hule hacían las veces de transporte público por el Centro Histórico. Foto: Hermanos Mayo.
La esquina de Bolívar y 16 de Septiembre durante una inundación en la década de los cuarenta. Foto: INAH.
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