En todas sus sucursales, Starbucks ofrece la combinación exacta entre bebidas clásicas —esas por las que volvemos una y otra vez— y sabores novedosos de temporada, siempre sorprendentes y a la medida del antojo estacional. Por eso, en Local.mx decidimos recorrer nuestra ciudad para revisitar algunos de nuestros lugares favoritos, a los que (pandemia de por medio) no hemos vuelto en mucho tiempo y algunos sitios menos explorados. Nos importa, en especial, volver a los espacios al aire libre en los que estamos seguros y volver a descubrir la ciudad que nos espera afuera. Y siempre, claro, con un Starbucks en mano.
En esta primera entrega, presentamos un pequeño rincón japonés al sur de la Ciudad de México y una ruta clásica, en el Centro Histórico, a donde siempre volveremos.
Primera parada: Jardín Japonés Masayoshi Ohira
A un costado del Club Campestre se encuentra este pequeño jardín de espíritu japonés. Es pequeñito: abarca apenas una manzana, y, aunque está ubicado a un par de cuadras de la Calzada de Tlalpan, es sorprendentemente tranquilo y silencioso; nadie sospecharía aquí de la hiperactividad que ocurre en las cercanías. Es, por lo tanto, ideal para un paseo matutino relajado o una larga sesión de lectura.
Sus visitantes son, en su mayoría, vecinos del barrio que, sin prisa alguna, pasean a sus perros y se detienen a charlar a la menor provocación, y familias con niños pequeños que aprovechan el área de juegos. También lo frecuentan fotógrafos profesionales o amateur en busca de los elementos que hacen de este espacio un escenario único en la ciudad: arcos de estilo sintoísta, pequeños cuerpos de agua enmarcados por grandes piedras y atravesados por puentes de un rojo brillante. Hay linternas de piedra, peces grises y anaranjados que rompen el silencio con su chapoteo, y —junto a una población de ardillas nada tímidas— una variedad de vegetación difícil de encontrar en otros sitios: cerezos, arces, ciruelos…
La temporada de lluvias, ahora mismo, ha reverdecido todo el conjunto, que está sensiblemente rebosante de vida. (También, es verdad, ha reblandecido la tierra de los senderos, por lo que recomendamos enfáticamente llevar botas.) Aquí puedes leer más sobre la historia del Jardín Japonés.
La bebida
La elección es lógica: el Jardín Japonés clama por té verde y, de preferencia, helado. El Matcha Latte Helado ofrece el equilibrio perfecto entre leche y el característico sabor del té, y se sirve con mucho hielo. Nuestro favorito, sin embargo, es el Matcha Frappuccino, tanto por la tersura del hielo, que lo hace más cremoso, como por la crema batida, que siempre es un buen toque. No sólo es rico y tiene sentido en este espacio, sino que su color y sabor delicado lo convierten aquí en una experiencia inmersiva: te sentirás en Tokio, aunque sea por un instante.
Starbucks más cercano
La sucursal más cercana está en Coroco 6, San Diego Churubusco. También es importante que sepas que Starbucks está en todas las plataformas de delivery, así que el plan más cómodo es pedirlo a tu ubicación, y listo. El jardín se encuentra en un área privada, por lo que te pedirán mostrar una identificación si llegas en auto.
Segunda parada: Centro Histórico de la Ciudad de México
Estamos seguros de que has hecho este recorrido una y otra vez, pero es probable que no lo hayas visto así: transitable, amplio, incluso un poco silencioso, con grandes tramos vedados al paso vehicular. La peatonal avenida Madero, entre las predilectas de cualquier capitalino, se disfruta en estos días de una manera muy especial. Hay que empezar, como siempre, en el Zócalo, que ahora mismo ostenta la maqueta monumental del Templo Mayor (cuyas proyecciones de videomapping comienzan, de aquí al 1 de septiembre, a las 20:30 horas).
Ver la plaza delimitada por el Palacio Nacional, la Catedral y el Gran Hotel Ciudad de México da siempre una mezcla de nostalgia y alegría, un deseo de verlo todo, de saberlo todo, y después, ya sobre la peatonal, invita a asomarse a todos lados. Las tiendas de ropa, ópticas y joyerías, los negocios centenarios, una de las últimas tiendas de discos aún en resistencia, el Museo del Estanquillo y el Antiguo Palacio de Iturbide. Hay que detenerse a ver las torres del Templo de la Profesa, de construcción barroca, y el Templo Expiatorio Nacional de San Felipe de Jesús, de arquitectura neorrománica, hasta llegar a la Torre Latinoamericana, para encontrarse de frente con el Palacio de Bellas Artes. La Alameda está más verde que nunca, algunos elementos de la Policía Típica Charra andan por ahí a caballo —un avistamiento que atrapa la mirada sobre todo por su carácter inusual— y los arbustos de lavanda cubren el ambiente de una bruma color lila.
La bebida
El Centro Histórico es el paseo de siempre, pero, por suerte, es siempre nuevo. Por eso, para esta caminata elegimos un clásico de Starbucks de todos los tiempos: un Latte Helado, que ofrece el punto de equilibrio perfecto entre el sabor de un café intenso y la cremosidad de la leche. Pero si lo que buscas es estar en sintonía o con la dinámica del barrio, entonces hay que volver a las bases: pide un Café del Día grande, con café de Chiapas (en el que destacan los sabores del cacao y las nueces) o Espresso Roast (más intenso, con notas dulces y caramelizadas).
Starbucks más cercano
A lo largo de la peatonal, y luego sobre Juárez, hay varias sucursales. Sin embargo, la favorita es la de Madero 42, que preserva la fachada de ladrillo antiguo, que formaba parte de La Profesa, y tiene espacios frescos y privados para disfrutar de la tarde, café en mano.
Lee aquí una ruta de verano en la ciudad con Starbucks.
*
Este post fue posible gracias al apoyo de Starbucks, pero todo el contenido editorial y el punto de vista es nuestro. Como todo en Local.mx, nuestro contenido asociado está cuidadosamente seleccionado para que sea de relevancia para nuestros lectores, a quienes queremos mucho. Gracias por apoyar a las marcas que apoyan a Local.mx.