A las 11:59 falta un minuto para que sea otro día. Según los fundadoras de la nueva marca en la Zona Rosa, que lleva como nombre estos 4 dígitos, cada prenda vintage contiene algo parecido a ese instante: pasado y futuro, historia, azar y algo muy decisivo. Las mascadas, los sacos o jeans antiguos son el presente en sí mismo, y han llegado a las manos de alguien por una mezcla de casualidad y suerte. Como son únicas, la posibilidad de que se le vayan a uno de las manos está siempre latente. Por eso sabemos que en un tianguis como el de la Portales o La Lagunilla, la compra tiene que ser audaz. Sin embargo, concienzuda, pues justo allí está la diferencia entre comprar ropa usada con el retail o fast-fashion.
Moni, Michelle, Karla y David son diseñadores los 4, y socios de 11:59. Cuando decidieron lanzar la marca, tenían un par de cosas en mente: apoyar a que la oferta del vintage siga creciendo en la ciudad y, sobre todo, que sea una experiencia accesible; que los precios sean justos y los compradores se sientan cómodos en el espacio. Por ello, en este pedacito de local (11:59 es apenas tres racks de ropa bien seleccionada dentro de Erre Vintage), uno puede ir y volver a probarse algo cuantas veces necesite, y lo reciben con un mezcal, agua, cerveza y buen servicio. Porque al final, lo que vale es que los clientes se sientan especiales con su nueva prenda; dispuestos a ser parte de la historia de dicho objeto. Vestir vintage es , de esta manera, un ejercicio de la imaginación.
Los dueños procuran que las piezas sean variadas. Las hay minimalistas y sencillas y otras mas arriesgadas. Aunque la ropa, zapatos y accesorios que cuelgan de sus racks siempre van rotando, uno puede encontrar cosas como una chamarra Levi’s beige, de los 90 por $600 pesos; una blusa toda de seda y de corte ochentero crossbody por $400; un printed top de los 70 con el cuellito de cuero por $500, o un kimono de los 80 por $400 pesos. Todas ellas limpias y bien cuidadas.
Entre las piezas que hay ahorita, las favoritas de los socios –quienes probablemente ya usaron alguna que otra prenda– son un cinturón Versace azul marino con aros dorados ($1800 pesos) y unos lentes Yves Saint Laurent, grandes y jaspeados, color café (que cuestan $1800).
11:59 está dentro de ERRE vintage, una tienda de ropa, también vintage, pero más dirigida a hombres. Por ahora afuera del local sólo está el letrero de ERRE, pero muy pronto ambos logos estarán en la fachada del lugar. En 11:59 casi toda la ropa es unisex, pues a ellos les gusta pensar que la moda es fluida. Michelle dice que si uno reconoce su estilo, gustos y cortes que le quedan bien, puede usar cualquier cosa. Y creemos que es cierto. Ya sea que una mujer use una chamarra que en otro tiempo fue de un militar, o un hombre use unos pantalones baggy de mujer.
Hay muchas razones para comprar vintage y varios lugares en la ciudad que nos lo facilitan. Algunas más caras (y desde luego particulares) que otras. 11:59 promete mucho porque tiene precios justos y quienes seleccionan están (bien) comprometidos con la causa. Si en Zara uno compra una pieza por $500 pesos, de aquí uno sale con dos muy especiales.
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