Piratas en el boulevard. Irrupciones públicas, 1978-1988 es la primera retrospectiva de Agustín Martínez Castro (Veracruz, 1950 – Acapulco, 1992), artista, editor, crítico, diseñador y gesto, relevantísimo dentro de los grupos de sexo disidente.
Piratas en el boulevard. Irrupciones públicas, 1978-1988 está dedicada al Frente Homosexual de Acción Revolucionaria (FHAR), a las primeras movilizaciones gay de la Ciudad de México, al cabaret, al teatro gay y a los clásicos antros gays de la capital. Se inauguró hace algunas semanas en el Centro de la Imagen y vale mucho la pena visitarla.
Bajo aquel lema que se escuchaba en la época: ¡Lo personal es político!, Piratas en el boulevard está hecha de íntimas fotografías piratas, de pinturas, serigrafías, documentos, revistas y videos que hablan sobre las posibilidades de identidad, de sexualidad y de afectividades que las luchas homosexuales abrieron en aquel momento.
Parte de ese contexto implicó quitarle lo sagrado a la elaboración fotográfica, es por eso que Piratas en el boulevard llega en forma de fotocopias en Xerox que homenajean lo impuro de la existencia y traen al lenguaje de uso común lo pirateado.
Agustín Martínez Castro o fue parte del Grupo de Fotógrafos Independientes (GFI), luego del FHAR y al mismo tiempo de otros clanes como La Family, una propuesta de coexistir fuera del conservadurismo y de la indiferencia de esa época. Su trabajo sitúa a la creatividad como el móvil de la existencia y es un testimonio de las amistades y los amores escapistas de la norma en aquella década. Hoy, a 23 años de su muerte, Martínez Caso vuelve a llamar nuestra atención hacia el reconocimiento del otro, hacia el cuarto oscuro que funciona como trinchera de la insurgencia sexual.
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