Además de cómodo y entretenido, un buen lugar para salir con alguien por primera vez debe tener su encanto propio. Para que la atención (y tensión) se diluya en decoraciones raras, buena música, asistentes fuera de lo común, helado delicioso, anécdotas increíbles, animales o plantas. Y que haya a donde voltear en caso de incómoda emergencia.

Fuera de algunos puntos comodines (que también nos gustan mucho) como la Cineteca, el Espacio Escultórico o algún museo o bar que no falla (Pizzas Felix, por ejemplo), esta es una lista de planes interesantes, raros o divertidos para conocer mejor a alguien.

Todos estos lugares ya los reseñamos, porque todos son encantadores. Si quieres leer más sobre ellos, da clic en “leer más” y entérate bien de qué va cada uno ::)

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Museo de Geología

A museum full of ageless animals

El Museo de Geología es un fósil en si mismo. Uno al que hay que volver siempre. Desde el vestíbulo, dos gigantes esqueletos se despliegan: una escalinata ondulada y grandiosa, forjada en hierro y mármol, y un mamut reconstruido con piezas de 12 ejemplares distintos. Todo el recorrido es así, mundano. (Como lo que nos gusta compartir). Sus colecciones están compuestas de todo tipo de fósiles que viven en vitrinas porfirianas: estalactitas, piedras preciosas, minerales, meteoritos; pedazos de hueso de animales antiguos o de miniaturas que viven dentro de nosotros.

Para tener una cita aún más especial, recomendamos ir una Noche de Museo, pues solo estas noches, que suceden una vez  al mes, uno puede subir las escalinatas donde hay diez lienzos preciosos del paisajista mexicano José María Velasco y unos vitrales que iluminan.

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L’Apero

L’apéro es ese momento de la tarde, previo a la cena, en el que acompañado de algunas botanas sencillas, los franceses comparten una copa de vino que muy probablemente terminarán siendo varias más. El restaurante L’Apero en la Condesa recrea este momento. Es casual (pero sofisticado), el aire corre, durante el día entra luz muy agradable y durante la noche la iluminación es cálida. Sobre la comida, no hay mucho más que decir que es heredero del desaparecido Champs Elysée: de la mejor cocina francesa que ha habido en México.

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Picnic en Chapultepec (con canasta de Puertas del Paraíso)

Un picnic siempre es un buen plan. Sobre todo en otoño, que las hojas caen de los árboles y brillan poquito, o en esto días azul claro. Pero para invitar a alguien a salir, el plan sale (infinitamente) mejor si uno hace su canasta con Las Puertas del Paraíso, una cafetería en la San Miguel Chapultepec que lo simplifica todo: te prestan las canastas, copas, mantel, platos biodegradables, destapa corchos y bolsas de basura; todo perfectamente envuelto. Incluso, si es necesario, ayudan a llevar las cosas al punto donde será el picnic. Además los precios son buenísimos y el pan, los sándwiches, el café, el vino son de lo más rico y bien hecho que hay en la ciudad. Lo mejor es hacer el pedido con anticipación para sólo tener que pasar a recogerlo.

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La tienda del mago chams

La tienda del Mago Chams tiene el remedio para el escéptico espíritu del demasiado capitalino. También para una primera cita. Por años, el mago Chams recibió con trucos y bromas a quienes visitaban su tienda frente al Reloj Chino. Él ya no está, pero la maga Iris y Felipe atienden el negocio con la misma gracia y expertiz que hacen que uno quiera pasar ahí horas, entre sus más de 1500 trucos.

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Chiandoni

Chiandoni es uno de esos lugares que dan ganas de mantener ocultos y no recomendar por miedo de que cambie. Pero justo de eso se trata salir con alguien, de eso se trata. A pesar de las precauciones, la emblemática heladería italiana, por lo general, está llena. Allí uno come una bola cremosa de helado de plátano o un naranja glacé (nuestros favs por siempre) en copas de metal frío, las originales. Otros, los más rápidos, pedirán una malteada para 2; la de vanilla, la favorita de muchos. Esta escena, ya romántica, sucede frente a una pintura de Venecia gastada por el sol.

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Loup

Aquí uno va a tomar una copa de vino fuera de lo común y comer un plato ligero. Dice Joaquín Cardoso, el creador de Loup: “preparamos platos para matar el hambre mientras se cura la sed. Pensados para picar y compartir. Platos en los que se termina por limpiar la salsa con el pan”. Hay suficiente aire para que uno pueda platicar, comer rico y desenredarse el día de encima. Tanto, que terminemos limpiando la salsa con el pan, frente al (ya no tan) desconocido que tenemos enfrente.

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