Juan O’Gorman es uno de los artistas más importantes del México moderno y que ha pasado a la historia gracias a sus obras arquitectónicas, pinturas y murales. Todos conocemos los murales que se encuentran en las cuatro fachadas de Biblioteca Central en CU—que abarcan una superficie de 4000 mts2—; los mosaicos de la SCOP; el Retablo “Francisco I. Madero, sufragio efectivo no reelección” para el Museo Nacional de Historia y “Feudalismo porfirista como antecedente de la Revolución de 1910-1914” en el Castillo de Chapultepec. Todos estos murales están en edificios y museos de grandes dimensiones y conocidos por la gran mayoría, sin embargo, el trabajo muralístico de O’Gorman empezó en una pequeña biblioteca en Azcapotzalco.
Después de la Revolución, una de las mayores demandas y preocupaciones fue sentar las bases de un proyecto educativo y cultural para todos y todas, por ello, durante la gestión de José Vasconcelos al frente de la Secretaria de Educación Pública, por lo que se construyeron numerosas escuelas — como la Escuela Normal — y se estableció la la Dirección de Bibliotecas Populares, con la misión de establecer bibliotecas en todo el país. Las bibliotecas no sólo eran vistas como un lugar en donde leer o encontrar libros, sino que a través de ellas se tenía que acercar el arte a los visitantes. Así, como muchos de los edificios de la época, el arte se encontraba en diálogo con la arquitectura los espacios.
En un pequeño espacio en un edificio colonial —que entonces fungía como palacio municipal de Azcapotzalco— se decidió instalar la Biblioteca Fray Bartolomé de las Casas. Vasconcelos invitó a Juan O’Gorman a pintar un mural aquí, cuando el artista tenía sólo 20 años. Se dice que los fines de semana, O’Gorman tomaba su bicicleta, sus pinceles y bocetos, para salir a las 7 de la mañana y hacer el recorrido de San Ángel al centro de Azcapotzalco. En esta biblioteca, Juan O’Gorman pintó su primer mural e 1926, o al menos el más antiguo que aún se conserva, pues ya había hecho trabajos murales en algunas pulquerías de la ciudad, sin embargo ninguna de ellas sobrevive a la fecha.
Este mural lleva por nombre “Paisaje de Azcapotzalco” y como su nombre lo dice, O’Gorman buscó retratar el paisaje de Azcapotzalco, pero no sólo eso, sino también su historia ya que esta localidad es una de las más antiguas de la ciudad.
Así, en el mural podemos encontrar imágenes de cerros, grandes canales, presas y de los campos agrícolas que simbolizan la principal actividad de los habitantes de Azcapotzalco en ese entonces; un guerrero tepaneca. O’Gorman también dedicó parte del mural la modernización de la región; por lo que se pueden apreciar diferentes edificios, un hotel, una cantina y el nacimiento de la industria petrolera. Sin embargo, también está presente la critica social y política que marcaría la futura obra del artista, pues se puede leer “Muerta a los fifís” en una de las fachadas de los edificios.
“Paisaje de Azcapotzalco” es una pieza importante para entender la evolución de la producción muralista de O’Gorman, sin embargo, por muchos años, la obra fue abandonada y se encontraba en malas condiciones; ya que la parte posterior de la biblioteca colindaba con la cárcel, donde había fugas de agua que perjudicaron la pintura, por lo que O ́Gorman intervino el mural en 1954, pues el agua y el salitre habían dañado una capa del pigmento y un tramo de mural había desaparecido por completo. No fue hasta el año 2000 que gracias a una investigación fotográfica se pudo restaurar la parte del mural faltante.
La Biblioteca Fray Bartolomé de las Casas no sólo es importante porque alberga el primer mural de Juan O´Gorman, sino porque para O ́Gorman el arte y la educación debían formar un binomio que siempre estuviera unido, para que a través de las imágenes las personas pudieran también acercarse y comprender la historia y su presente, así esta biblioteca ha cumplido su función por casi 100 años.