Hasta hace un par de años, los puestos en forma de payasito (de las heladerías Yom-Yom) formaron parte del paisaje de la ciudad. La mayoría de ellos desaparecieron casi sin que nos diéramos cuenta o, por lo menos, supiéramos algo sobre su origen y por qué eran tan comunes en los parques.
Todo mundo los conoce como “payasitos”, pero eran un homenaje a los helados insignia de la marca Yom-Yom, una heladería mexicana que en los sesenta era la sensación en todo el país y que en los noventa se mudó a Colombia. Al igual que el pez más triste o la ballenita del parque San Simón, los payasitos pertenecen a una época donde la ciudad era mucho más vistosa y el calor se apagaba en las fuentes. De hecho, estas heladerías eran versiones miniatura de los pabellones Yom-Yom, que eran fuentes de sodas donde las personas asistían para calmar el calor del verano.
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Yom-Yom, los mejores helados de la ciudad
El Pabellón Yom-Yom más popular de la ciudad estaba en Insurgentes Sur #2343. Hoy en su lugar hay una pizzería y un expendio de carne. Pero en esas épocas los oficinistas aprovechaban su hora de comida para ir al Yom-Yom. Y aunque la comida del pabellón no era la mejor, las personas comían pacientemente hasta que sus postres llegaban a la mesa. Los helados eran tan buenos que bien valía la pena comer un bistec duro, mal cocinado y sazonado con el humo de los autos que pasaban por la avenida.
Durante los Juegos Olímpicos de 1968, el Yom-Yom de Insurgentes Sur fue el punto de encuentro para deportistas y periodistas. Eso hizo que mejoraran su menú y, por supuesto, aumentaran su popularidad. Incluso después de las olimpiadas, afuera del Pabellón había una enorme fila de autos y personas que llegaban tarde a sus trabajos sólo por comer en el restaurante “oficial” de las olimpiadas.
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El olvido de los payasitos Yom-Yom
Cuando Yom-Yom se fue de México, los payasitos comenzaron a caer en deterioro. Algunos locales (ya de otras cosas) todavía pintan a los payasitos con los colores originales o les dan una personalidad propia. En el Centro ya no hay rastro de ellas. De hecho, hay quienes aseguran no haberlas visto nunca. Pero hay payasitos Yom-Yom esparcidos por la ciudad, como parte del bestiario que nos forma.
Nuestros lectores nos ayudaron a encontrar las estatuas sobrevivientes, y al parecer ya sólo hay en Coapa y otras en Ciudad Neza. Algunas son heladerías y en otras venden dulces o botanas, pero todas forman parte del recuerdo de quienes en los sesentas compraban allí helados y paletas. Es como si, a la fuerza, estas heladerías quisieran volver a sus días de gloria cuando Yom-Yom fue la heladería favorita de toda la ciudad.
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