La Avenida Bucareli es como un collage tridimensional: un espacio lleno de contrastes aparentemente irreconciliables que al final logran coexistir en precaria armonía. En sus escasas siete cuadras, que van de Reforma hasta Avenida Chapultepec, han convivido de manera fragmentada diferentes estilos arquitectónicos, épocas históricas, clases sociales y visiones del mundo.

Avenida Bucareli

Su historia se remonta a la Colonia, cuando en 1778 el Virrey Don Antonio María de Bucareli y Ursúa ordenó trazar una avenida sobre los terrenos desecados de una zona pantanosa en el perímetro externo de la ciudad. Su intención era que allí pudieran salir “a respirar aire libre los vecinos de la capital” de la Nueva España. Bautizada originalmente como el Paseo Nuevo, la calzada era una delicia para los caminantes y no tardó en convertirse en uno de los lugares preferidos de la gente de dinero para sus reuniones y sus paseos vespertinos. La anchurosa vía contaba en algún momento con “tres carriles pareados, un par para coches, otro para caballos, y a los extremos, un par jardinado y dedicado a los caminantes”. Era de las calles más bellas de la ciudad, famosa por sus fresnos (más de 2 mil) y por sus tres glorietas (de la que sólo queda la del reloj chino). Fue hasta después de la inauguración del Paseo de la Reforma, en la segunda mitad del siglo diecinueve, que la gente dejó de caminar por ella y empezaron a construir casas, mansiones y edificios en sus alrededores.

Avenida Bucareli 1970

Foto de Ciudad de México en el Tiempo

Desde entonces, Bucareli ha tenido importancia en el acontecer de nuestra ciudad y de nuestro país. Curiosamente no sólo fue un bulevar para que la clase pudiente pasara sus ratos de ocio; también se convirtió en una artería de circulación para que los desposeídos, los justos y los rebeldes marcharan y expresaran sus demandas. Sobre de ella se dice que desfilaron el ejército trigarante al consumarse la Independencia, las fuerzas liberales comandadas por Benito Juárez a la muerte de Maximiliano y el ejercito zapatista en su entrada triunfal a la ciudad. Además, por allí han transitado cientos de movimientos sociales que la han usado como escenario de manifestaciones, plantones y bloqueos para hacer escuchar sus reclamos de justicia social.

Bucareli es un testimonio vivo y material de nuestra historia, de nuestras luchas y  de nuestro espíritu. Y por ello es hermosa, profunda, romántica, abandonada, decadente, gris y majestuosa. Y por todo esto Local.mx decidió trazar un recorrido histórico por sus banquetas, monumentos y edificios:

Empezamos con El caballito

el caballito

Originalmente en la entrada de Bucareli, donde hoy se encuentran Reforma, Juárez y Bucareli estaba la estatua ecuestre de Carlos IV creada en 1803 por Manuel Tolsá. Estuvo allí desde 1852 hasta 1979 y fue trasladada a la calle Tacuba frente al Palacio de Minería. En su lugar pusieron, durante la época salinista, el caballito de Sebastián, un esperpento de acero pintado de amarillo. Muy cerca de ese sitio vale la pena voltear a ver el edificio de la Lotería Nacional, donde hasta 1861 se encontraba una plaza de toros, y el antimonumento de los 43, erguido para recordar la desaparición forzada de 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa.

Lotería Nacional

Fotos de Diego Berruecos

Continuamos con la esquina de la información

esquina de la información Bucareli

Foto: Héctor Bialostozky

Por más de 100 años, en el inicio de Bucareli estuvieron las oficinas generales y los talleres de los principales diarios de circulación nacional: Excelsior, El Universal, El Novedades, La Jornada, entre otros. También era el lugar de encuentro de repartidores y voceadores en la madrugada. Todo esto antes de la llegada de la prensa digital y de la decadencia de los periódicos impresos. Hoy en día aún sobreviven los edificios de los dos diarios más antiguos de la ciudad: el del Universal y el del Excelsior.

Edificio Excelsior

El Universal sigue ocupando desde 1920 el edificio de Bucareli no. 12, donde originalmente estaban los “talleres, cuatro rotativas, oficinas y un reloj que desde 1923 toca las notas del himno nacional” a las 18hrs. También ocupa el edificio de a lado (Bucareli No.8), más moderno y feo, en donde hay una máquina de imprenta en la entrada que ya tiene muchos años. El Excelsior ya se mudó a otro lado, pero aún sobrevive el maravilloso edificio de estilo ecléctico (Bucareli No. 18) planeado por el arquitecto Silvio Conti en 1922 para las oficinas y los talleres. Aquí fue donde de 1968 a 1976 el director del diario, Julio Scherer, y su equipo de reporteros, columnistas y caricaturistas, intelectuales y trabajadores le dieron sus mejores años al periódico a nivel editorial. Dicha época se detendría cuando el gobierno de Luis Echeverría originó el llamado “golpe a Excélsior” y Scherer y su grupo de periodistas tuvieron que salir del diario.

Café La Habana

café la habana bucareli

Dos cuadras más abajo, en la esquina que forman Morelos y Bucareli, encontramos el famoso Café La Habana. Este lugar lleva sirviendo tazas de café desde 1952 a periodistas, escritores, revolucionarios y gente común y corriente. Los rumores cuentan que aquí fue el lugar de encuentro de la comunidad republicana española exiliada; que aquí se reunieron Fidel Castro y el Che Guevara para planear algunas estrategias antes de la Revolución Cubana; que aquí Gabriel García Marquez escribió partes de Cien años de soledad; que aquí Roberto Bolaño y su pandilla fundaron el movimiento poético del infrarealismo, entre muchas otras leyendas. Además fue frecuentado por Elena Poniatowska, Octavio Paz, Jesús Palillo Martínez, Leonora Carrington y Renato Leduc. Actualmente sirven café de grano de Veracruz y se recomienda probar el café bombón. También tienen chilaquiles.

El Reloj Chino

reloj chino bucareli

Foto: Héctor Bialostozky

Caminando hacia Avenida Chapultepec nos encontramos, en Emilio Dondé y Bucareli, el Reloj Chino. Este reloj fue un regalo a México de Puyi, último emperador chino de la dinastía Qing, con motivo del centenario de nuestra independencia. El reloj, símbolo de la amistad entre China y México, fue instalado en este lugar por órdenes de Porfirio Díaz. Desafortunadamente, en la Decena Trágica fue semidestruido por balas de cañón y tuvo que ser reconstruido en 1921 con el apoyo de la comunidad china. En la base trae escrita la leyenda: Tong Sheng Xiang Ying, que significa “las voces del mismo sentir hacen ecos”. Cómo buen reloj antiguo, cada hora toca una melodía.

Palacio de Cobián

Foto de Ciudad de México en el Tiempo

Del lado izquierdo, yendo de norte a sur, está el Palacio del Cobián, actualmente la Secretaría de Gobernación. En ese terreno originalmente estaban los almacenes de los tranvías de la ciudad. Pero en 1903 el algodonero español Feliciano Cobián compró los terrenos, contrató al arquitecto Emilio Dondé y construyó su residencia personal. La familia Cobián habitó allí por muy poco tiempo pues tuvieron que vender la propiedad por problemas de adeudo. Aunque funcionó temporalmente como embajada de los Estados Unidos, desde 1912 se convirtió en la sede de las oficinas de la Secretaría de Gobernación y hasta nuestros días. Por eso allí es donde los movimientos sociales realizan sus plantones, manifestaciones y bloqueos. El secretario de gobernación en el sexenio de Vicente Fox, Santiago Creel Miranda, fue el que ordenó cercar Bucareli con vallas metálicas y rejas cuando hubiera amenza de manifestación.

avenida bucareli

Foto: Héctor Bialostozky

Edificio Gaona

edificio gaona bucareli

Foto: Héctor Bialostozky

Frente a la Secretaría de Gobernación sobrevive un bello edificio estilo neocolonial con acabados de cantera, tezontle y azulejos conocido como el Edificio Gaona (Bucareli 80). Fue comisionado por el famoso torero Rodolfo Gaona y construido por el arquitecto Ángel Torres Torija entre los años de 1922 y 1925. Tiene unos mosaicos pintados adheridos a la fachada con los retratos de Hernán Cortés, Bucareli y otros virreyes. Además, en la cornisa tiene los escudos de Monterrey, Guadalajara, Saltillo, Puebla y otras ciudades de la República Mexicana. Se dice que sirvió de resguardo a algunos estudiantes durante la persecución del 68 y que uno de sus balcones sirvió para que el precandidato Gustavo Díaz Ordáz diera un discurso. Aquí vivieron el actor, productor y director Juan Orol y la actriz Dinorah Judith. Desde que la familia Gaona lo vendió, el edificio ha sufrido desalojos violentos y se desconoce quienes son sus verdaderos dueños. Sin embargo, aún luce señorial con sus ventanas rotas, alambre de púas y grafiti. Hay dos locales ocupados en la planta baja: uno con la tienda del mago Chams y otro con Chop Chop bikes.

Edificio Vizcaya

vizcaya

Sobre la misma acera, unos metros más abajo, está el esplendoroso Edificio Vizcaya (Bucareli 128). Se distingue por su fachada curvilínea de piedra gris y su diseño afrancesado. Su construcción estuvo a cargo del ingeniero Roberto Servín entre 1908 y 1923. En aquella época estos departamentos eran considerados de lujo debido a sus innovadores cimientos hidráulicos en caso de sismo (se mecen con el movimiento), a sus elevadores para uso habitacional (los primeros de la ciudad) y a su servicio de agua noche y día. Aquí vivió la poeta Pita Amor, el luchador canadiense “Vampiro”, la actriz Andrea Palma, el dramaturgo Luis G. Basurto, los actores Julio Bracho, Miguel Córcega y Luis Gimeno. Afuera en un local está la cervecería Vizcaya desde 1939.

Privada El Buen Tono

el buen tono

En la acera de enfrente y ya casi llegando a la Avenida Chapultepec está el Edificio Del Buen Tono. Construido en 1912, ésta increíble edificación fue diseñada por el ingeniero Miguel Ángel de Quevedo y comisionada por el empresario Ernesto Pugibet para darle vivienda a los ejecutivos de su fábrica de cigarros. Tiene tres hermosas privadas: Mascota, Gardenia e Ideal, que responden a los nombres de las marcas de los tabacos del Buen Tono y cuenta con 174 unidades habitacionales.

Avenida Bucareli

Avenida Bucareli es una guerrera de corazón. Aún sigue de pie, digna y majestuosa; revela los contrastes, las desigualdades y las violencias de nuestro país y se mantiene firme en su lucha contra los procesos gentrificadores que buscan convertirla en un escaparate de pretensiones aburguesadas. Lamentablemente, estos procesos ya se avizoran en su seno. Basta voltear a ver los proyectos inmobiliarios, las farmacias monopolizadoras, las tiendas Oxxo y los 7 eleven que brotan como bacterias en todo el país.

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