La tormenta del pasado 22 de agosto en la Ciudad de México dejó 17 inundaciones, 11encharcamientos y 3 bajas de agua, además del ya obligado tráfico que acompaña cada aguacero. Para una ciudad que se encuentra en crisis por falta de agua, el problema de las inundaciones es una ironía, una burla a cántaros. A pesar de que esta es una de las urbes más lluviosas del mundo, la CONAGUA y el Banco Mundial prevén problemas serios de escasez de agua para el año 2030. Este dato, sumado al acelerado crecimiento de la mancha urbana y su número de habitantes, anuncia que lo que ya es una realidad en zonas como Iztapalapa, que se quedan muy frecuentemente sin agua, se extenderá a paso rápido.
Actualmente la Ciudad de México se abastece a partir del sistema Cutzamala y de la perforación de pozos subterráneos. El primero se trata de un sistema de ingeniería inaugurado en la revolución, que trae agua del río Lerma, el Cutzamala y la presa del Valle de Bravo. Por otro lado, el problema del acuífero subterráneo –que corresponde a casi el 70% del agua potable de la Ciudad– es que cerca del 40% del agua que se extrae se pierde en fugas. Otro dato que exaspera.
Más allá de la necesidad imperante de solucionar los problemas de infraestructura para evitar fugas, la pregunta que llevamos haciéndonos durante años es:
¿por qué no aprovechamos el agua que, literalmente, nos cae del cielo?
Hagamos cuentas. La precipitación promedio en la ciudad es de 721 mm al año, lo que quiere decir que caen aproximadamente 1,070 millones de litros de agua sobre ella. Cerca del 67% de ese volumen ocurre entre los meses de junio y septiembre. Inaudito que toda esa agua se desperdicia o termina inundando las calles.
Últimamente han surgido iniciativas dirigidas a la investigación e implementación de Sistemas de Captación y Aprovechamiento de Agua de Lluvia (o SCALLs). Estos sistemas permiten interceptar, recolectar y almacenar el agua de lluvia. La Red del Agua UNAM es ña encargada de la investigación, difusión e implementación de proyectos dedicados a resolver los problemas del agua dentro y fuera de CU, y los últimos tiempos ha dedicado gran parte de su trabajo al tema. En el edificio de Programas Universitarios se instaló un SCALL capaz de ahorrar 104 mil litros de agua al año, que se rehusa para riego y para abastecer los bebederos.
Necesitamos más de esto.
El Instituto Internacional de Recursos Renovables A.C. (IRRI), es una organización mexicana sin fines de lucro que tiene varios proyectos para el cuidado de estos recursos, entre los cuales está la instalación de SCALLs en escuelas y en el campo.
Isla Urbana es una iniciativa privada y asociación civil encargada de instalar sistemas de captación pluvial tanto en viviendas urbanas y rurales, como en edificios tecnológicos. Hasta el día de hoy han instalados más de 7130 SCALLs en la ciudad.
La mayoría los hemos instalado en las zonas altas del sur de la Ciudad, áreas a las que la red de agua no llega. Los sistemas de captación son una alternativa mucho más barata que les trae agua de calidad directamente de la fuente. Además, el agua de lluvia es prácticamente estéril. A pesar de que al caer agarra smog, CO2 y partículas suspendidas en el aire o el la superficie sobre la que impacta, esto se puede limpiar con distintos filtros.
Nabani Vera, Director de Comunicación de la organización.
Sus instalaciones cuestan desde $4,750 hasta $14,500 pesos, pero prometen que con sus sistemas se puede reemplazar hasta el 40% del agua que se utiliza en una vivienda por agua de lluvia, y podrían llegar a reemplazar hasta el 30% del agua que se consume en la ciudad. Los sistemas de captación de agua con los que cuentan hoy en día son capaces de obtener solamente el 10% del agua pluvial que cae sobre una superficie determinada. Sin embargo, se estima que con la cantidad suficiente de SCALLs se podría captar hasta el 90% del agua de una tormenta.
En el 2011, tras la entrada en vigor de la Ley de Aguas del entonces DF, quedó reglamentada la instalación obligatoria de SCALLs en edificios de grandes magnitudes. Sin embargo, ya que era muy fácil encontrar una escapatoria legal, no fue hasta el año 2016 que el gobierno capitalino comenzó a aprovechar el agua de lluvia con el Sistema de Captación Pluvial, una iniciativa que pretendía instalar 300 SCALLs en las zonas que más lo necesitan.
Junto con Isla Urbana, el gobierno de Miguel Ángel Mancera instaló 485 de estos sistemas en viviendas de los grupos poblacionales más vulnerables, pero si consideramos que en Iztapalapa viven cerca de dos millones de personas, sabemos aún queda mucho por hacer.
Hoy en día todos los SCALLs de la Ciudad de México funcionan a nivel vivienda, pero no hay ninguno que abastezca las tuberías a un nivel distrital. En Oaxaca, la iniciativa Neta Cero ha logrado instalar SCALLs que funcionan a un nivel comunitario con sistemas que captan todo el agua que cae sobre canchas de basquetbol y de ahí se distribuye al poblado entero.
¿qué se puede hacer en la ciudad?
En la Ciudad de México, lo que se puede hacer es convertir centros de gran extensión como Perisur o un Walmart para captar el agua de las colonias y viviendas cercanas. Aún así debemos considerar que cada mil litros de agua de lluvia captada equivalen a 1,400 litros de agua que se dejan de extraer del acuífero para bombearse a otras zonas (pues 40% se pierde en fugas).
Nabani Vera, directora de comunicación de Isla Urbana.
Aunque estos sistemas nos llevan en la dirección correcta, la lluvia es demasiado impredecible como para depender completamente en ella. Las precipitaciones varían cada año y así como hay temporadas fuertes también hay momentos de sequía que pueden prolongarse. En una ciudad que consume en promedio 184.6 litros por persona en un día (casi 85% más del promedio considerado por el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de las Naciones Unidas), erradicar el problema del agua va a requerir un esfuerzo mucho mayor, o mejor dicho en palabras de Vera, “el cambio de paradigma es aún más importante”.
.*Con información de nuestra revista hermana Gatopardo.
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