La jaltomata o jaltomatera es una nuestras especies botánicas de banqueta. No muchos la reconocen porque no es popular más que en el campo, pero seguramente la has visto en algún camellón o a un lado de la calle. Es un arbusto pequeño con frutos negros y chiquitos, como capulines (en algunas zonas del centro del país los conocen como capultomates) pero sabe muy parecido al tomate. Te lo puedes comer.
Las primeras jaltomateras de la ciudad aparecen en abril. Uno las puede distinguir por sus pequeñas flores moradas, negras o blancas en forma de estrella. En zonas rurales, las jaltomateras crecen en medio de las milpas, especialmente en los maizales donde tienen la humedad y sombra suficiente para desarrollarse. Lamentablemente, hay quienes las arrancan o las matan con herbicidas químicos, pues las consideran una plaga para sus cultivos. Esto ha puesto a la planta en una situación de alerta.
El jaltomate está muy lejos de ser una especie dañina. Pertenece a la misma familia que las berenjenas, los chiles, los pimientos y, obviamente, los tomates. Sus frutos son comestibles y de hecho hay quienes los recolectan para calmar el alma mañanera. El sabor es entre ácido y dulce, como el de un jitomate y al igual que estos, los jaltomates están hechos de agua casi en su totalidad. Si uno está trabajando en el campo sin nada para comer, puede comer algunos jaltomates antes de que llegue su almuerzo.
Los frutos no son la única parte de la que uno puede sacar provecho. Hay quienes ponen a hervir las hojas con un poco de sal y las consumen como si fueran quelites. Ya sea en taco o como una sopa, es un plato delicioso. Como planta medicinal, la jaltomata se usa como diurético, para curar dolores estomacales y para la calentura. También hay quienes utilizan la planta como remedio contra la rabia en los perros.
Si uno recoge una mata y la pone en una maceta, con los cuidados suficientes, puede dar frutos durante todo el año. Considerando que es una especie amenazada, quizá ese gesto podría ser nuestra forma de ayudar a su conservación. No dejemos que desaparezca.
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