En sus cincuenta años de existencia, El penacho de Moctezuma es un lugar legendario para los vecinos de la Guerrero. Allí escucharon la voz de ídolos como José José, Manoella Torres y la Sonora Santanera o las mejores baladas a manos de tríos y mariachis. Se come bien y en abundancia y se bebe mejor, siempre bajo el resplandor azul del penacho gigante de neón que está en el escenario.
Su decoración es extravagante. Por un lado están los pilares que conservan el mosaico entre anaranjado y pardo; los techos con vitrales amarillos y verdes y el escenario con espejos y luces que en conjunto forman el contorno de un penacho con poderes reflejantes. Si la música en vivo no vibra (que lo dudamos), la arquitectura interior del penacho entretiene y cautiva con todos sus detalles.
El Penacho de Moctezuma es un restaurante bar familiar: dentro del penacho, en un rincón, hay un área para niños que seguramente nunca olvidarán haber jugado allí. Pero después del penacho, la comida es lo mejor. El menú no es de los más baratos pero los platillos están bien reportados y con una oferta extensa. El cabrito es la especialidad. También hay cortes de carne o un tutti frutti extenso de mariscos que los cocineros preparan en todas las presentaciones imaginables, incluida la opción de comida japonesa; una muy mexicanizada obviamente.
Al igual que La U de G, el Salón Los Ángeles y Los Machetes, El Penacho de Moctezuma es un lugar icónico y apreciado por los vecinos y visitantes de la colonia Guerrero. Lo recomendamos como una experiencia alucinante y ancestral, para soñar con neones en forma de penacho por muchas noches.
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