Después de Navidad la ciudad se queda un poco quieta en espera de la fiesta de Año Nuevo. Aprovecha los días libres para ir a exposiciones, leer, pasear y, sobre todo, comer. Aquí algunos planes para la última semana del año.
Ve por arte y azúcar
Visita la exposición de Otto Dix, Violencia y pasión antes de que se vaya para siempre (acaba el 15 de enero). Come en El Cardenal (nueva sucursal en Plaza Tolsá, tan nueva que aún no figura en el sitio web, pero créenos, ahí está) y guarda un espacio para un gran postre en Maison Kayser (¡una torre de macarons!), todo en la misma manzana.
Escápate del frío
Compra un libro en la nueva sucursal de El Sótano, en la esquina de Donceles y Callejón Héroes del 57 (aquí nuestra recomendación de la mesa de novedades. Disclaimer: es cero navideña). Camina dos pasos y enciérrate toda la tarde en El Callejón, un café pequeñito que tiene muy buen americano (en vasito de vidrio <3) y mejores scones.
Que se canse
Levántate temprano y lleva a Momo —o como se llame tu mascota— a caminar a la Plaza Luis Cabrera o al Jardín Pushkin (que tiene un parque canino de 400 metros cuadrados). Cuando se canse, que te acompañe a desayunar a Forever Vegano, donde entienden que tu bicho es amigo y no comida: pide huevos de tofu con chorizo de coliflor y café. Y un plato de agua para Momo.
Come como los zares
Es invierno: necesitas calorías. Ve a conseguirlas en el Kolobok de Universidad. No gastes energía en el plato fuerte: mejor pide canapés mixtos, sopa borsch y ensalada mimoza. Y pastel de miel (oh, pastel de miel). Pero, espera, no ordenes café: camina unas cuadras hasta Almanegra Café por una dosis a tu gusto y medida.
Usa el poder romantizador de la media luz
Espera a que haga mucho frío y sólo entonces invita a tu SO a la Macelleria Roma, cuya atmósfera tranquila y medio oscurita es perfecta para una date night de pasta (que se hace a la vista del comensal), pizza y vino. Quizá sea mucha comida, pero no te quedes con ganas de las croquetas de risotto con camarón.