Sólo basta una caminata para que uno de deshaga de todos los prejuicios que rodean a Tepito. Eso es algo que el cronista Alfonso Hernández Hernández entendía muy bien y por ello dedicó su carrera a desentrañar todas las expresiones artísticas y culturales del Barrio Bravo para demostrarle al mundo que de allí nace una buena parte de la identidad de nuestra ciudad.

Alfonso Hernández fue, junto a Daniel Manrique y Armando Ramírez, miembro fundador del colectivo Tepito Arte Acá, mediante el cual se encargaron de difundir el arte y el folklor que nacía en la intimidad underground que ofrecen las vecindades tepiteñas. Ellos fueron los responsables de muchos de los murales que se están esparcidos por todo el barrio, sobre todo de aquellos que retratan a los personajes populares de la colonia: el boxeador, el vendedor, el músico, el borracho y, claro, los niños que juegan entre los puestos del tianguis.

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Foto: @mireiasallares

Para Alfonso, el barrio se forma desde sus detalles más pequeños, por eso es importante exaltarlo desde cualquiera de sus expresiones. En la Galería José María Velasco, por ejemplo, él fue el encargado de impartir —junto con Lourdes Ruiz “La Reina del Albur”— el diplomado de albures finos.

Hacían estos cursos principalmente para mostrar el legado que Tepito legó a todo México. Porque, como decía Monsiváis: “Para empezar a conocer un poco de la cultura mexicana habría que empezar por conocer los albures”. Además organizaba recorridos para conocer el barrio desde sus distintas caras. Gracias a los Safaris tepiteños y a los Tepitours, pudo llevar a varios capitalinos hacia las entrañas del barrio y así derrumbar todos los prejuicios que existen a su alrededor.

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Alfonso Hernández junto a doña Enriqueta Romero, guardiana de la Santa Muerte en Tepito. Foto: Agencia EFE

Se llamó a sí mismo “hojalatero social”, no sólo para reivindicar el oficio barrial, sino como la metáfora perfecta para quien repara las fisuras de un barrio y lo vuelve atractivo para toda una ciudad, por supuesto, sin cambiar su esencia. Para Alfonso Hernández, lo más importante de su labor como cronista y residente del barrio fue que la imagen tepiteña llegara a nosotros lo más completa y fiel posible. Descanse en paz.

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