Muy pocas veces uno se toma el tiempo de husmear dentro del Hotel Geneve, aunque lleva allí desde 1907 y lo hemos visto mil veces en la calle de Londres en la Zona Rosa. Por fuera, el hotel es del estilo “clásico europeo”, elegante, pero no invita al peatón a entrar. Nosotros lo decimos: entren, hay maravillas.
El camino que conduce desde la puerta del hotel a la del Phone Bar, un bar lleno de teléfonos antiguos, es una verdadera prueba de obstáculos. Uno quiere pararse en cada vitrina y contemplar sus detalles o quedarse leyendo pedacitos de su historia. Hay una vitrina que tiene una llave enorme, otra con cartas selladas del siglo XVIII, otra con un kimono muy viejo. Todo es antiguo –mitad sinuoso mitad magnífico– incluido este misterioso bar de teléfonos.
La entrada del bar tiene cortinas pesadas color bordeaux y un teléfono: si levantas la bocina puedes escuchar la voz de Porfirio Díaz, quien el 15 de agosto de 1909 grabó en un cilindro de cera un mensaje de agradecimiento para Thomas Alva Edison, quien le había mandado de regalo uno de los primeros fonógrafos de la historia. El mensaje está completo en el archivo de la Fonoteca. El efecto es sorprendente, se escucha quizá el primer registro grabado de la historia de México.
.
Adentro del Phone Bar hay también una cabina de teléfono londinense llena de teléfonos de todos los lados y todos los tiempos. Por un lado, el bar recrea un Londres de los años 60, pero por otro, es un verdadero museo concentrado de teléfonos que van desde el año 1880 a 1934.
.
.
Si el visitante decide quedarse, que es probable, puede pedir un martini, un vino o un tablero de backgammon para jugar. Los martes y miércoles de 8 a 10 de la noche hay música en vivo, y lo bueno para algunos es que en vivo no siempre significa atiborrado de gente.
Para recorrer todo el hotel se puede hacer cita con el conserje y los sábados de 10 a 2 de la tarde tomar un tour guiado, muy prometedor.
.
[snippet id=”27205″]
.
También en Local: