Hace poco hablamos de un nuevo habitante de la ciudad, todo de cantera rosa y justo a la mitad del Centro Histórico. El recién renovado Edificio España, que además de ser el proyecto más nuevo de Hilton alberga en su último piso la terraza del Hotel Umbral, un gran lugar para comer rico, tomar un buen coctel y pasar la tarde viendo la ciudad desde varios metros en lo alto.
El Hotel Umbral es un juego entre la oscuridad y la luz. Todo, desde la entrada que lleva de la calle luminosa al recibidor en penumbras es un juego de iluminación. Además de las 59 habitaciones extendidas hacia lo alto –hay 6 metros de la planta baja al techo– la parte más alta del hotel alberga una terraza abierta al público con un menú pequeño pero con grandes aciertos, cocteles creados especialmente por Limantour, muchos metros cuadrados de espacio abierto y UNA ALBERCA.
Para visitar la terraza del Hotel Umbral uno no tiene que estar hospedado; el restaurante está abierto todos los días entre 7 am y 11 pm. Cuando los visitamos probamos un ceviche fresquísimo de atún con mango, pepino, nopal y aguachile de jengibre; croquetas de plátano macho rellenas de quesillo, salsa de frijol, hojasanta y queso de Ocosingo y un rigatoni muy cremoso con hongos y setas de temporada. El menú cambia con las estaciones para siempre tener el mejor producto.
En el bar recomendamos cualquiera de los cocteles clásicos (siempre una buena idea) o el Carranza, rosa imposible y preparado con vino rosado, sandía, limón y fresa. El tipo de coctel que pertenece al lado de una alberca en el día más soleado.
El plan perfecto, completo, para un sábado o domingo
En Umbral uno puede pagar un day pass por $950 pesos que incluye la estancia en las instalaciones de la terraza (alberca, toalla, camastro, locker y regadaderas) un coctel de la casa y un platillo del menú. Además, cada fin de semana la terraza del Hotel Umbral organiza un brunch que incluye mimosas (o alcohol ilimitado) dependiendo del paquete. $650 con dos mimosas y $850 con la barra libre.
El nuevo Hotel Umbral es un lugar discreto; nadie imagina lo que esconde su fachada a la mitad de una de las calles con más movimiento del centro. Precisamente por eso recomendamos mucho visitarlo. Todo el espacio al interior –especialmente en la terraza– es un respiro tranquilo para olvidarse del ruido por un buen rato.
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