La milanesa es el antojo más sencillo y evidente. Carne suave, exterior crujiente, sabor conocido y reconfortante: las milanesas son opciones perfectas. La definición oficial dicta que milanesa es cualquier rebanada de un ingrediente rebozado y frito; pero aunque (casi) cualquier milanesa sea buena, poquitas son especiales. En Coyoacán está un lugar que le rinde culto a la institución del empanizado: se llama Mafalda y en su menú hay 50 opciones diferentes de crujientes milanesas.

Mafalda

La invención de la milanesa se la debaten varias nacionalidades, pero Mafalda replica el espíritu de un país que ama las milanesas casi tanto como México: Argentina. Si la pista del nombre no es suficiente, Mafalda está lleno de parafernalia que celebra lo argentino; por todas partes hay Messi, banderas y pequeños altares a la famosa monita de Quino. El lugar es (por supuesto) de un argentino que lo compró hace casi dos años al dueño original, Don Beto, otro argentino amante de las milanesas que fue el encargado de inventar las 50 especialidades del menú.

Mafalda

Mafalda

En Mafalda tienen la clásica milanesa napolitana (un invento argentino de José Nápoli que lleva jamón, queso y salsa de tomate), además de las invenciones de Don Beto. La “Romina” tiene gouda, palmitos, durazno y apio; la “Don Aquiles” salsa rosa roquefort y huevo duro; la “Calabresa” cantimpalo y ají molido y la “Marta” serrano y aceitunas. En ese tono siguen las otras 46 opciones. Todas cuestan 185 pesos, pueden ser de cerdo, res o pollo y llegan acompañadas de una enorme guarnición de puré de papa o vegetales.

Además, en el menú tienen todos los cortes de un típico restaurante argentino (colita de cuadril, churrasco, bife de lomo…), empanaditas, pastas, ensaladas y choripanes. Para tomar hay rondas de mate y vino; para el postre alfajor de mil hojas con dulce de leche o de chocolate y vainilla. También tienen, ocasionalmente, peñas argentinas, promociones de copas de vino y karaoke los viernes.

Mafalda

El restaurante es tranquilo y fresco –un respiro de sombra al soleado Coyoacán del exterior– de ambiente familiar y buenos precios. Las porciones son enormes, lo suficientemente vastas para compartir o pedir para llevar, como hacen casi todos los comensales.

En Mafalda el un menú es amplio, pero en definitiva, lo que le valió el sobrenombre de “el club de la milanesa” son sus 50 especialidades doraditas y suaves de milanesas.

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