Cuenta la leyenda que la torta ahogada nació a mediados del siglo XX en Guadalajara, fruto del ingenio de don Luis de la Torre, alias el Güero, que llegó a su casa hambreado y encontró un birote medio duro, frijoles machucados, carne de cerdo en carnitas y una salsa aguada pero picosa. Su invento salió bien y junto con su esposa replicaron la receta, pusieron un puesto que luego se convirtió en un local, la fórmula resultó ganadora y ahora la torta ahogada es emblema de la capital de Jalisco.

En la Ciudad de México, en donde se supone que hacemos torta de todo, había varias versiones de la torta ahogada, pero los tapatíos decían que les faltaba algo. Tal vez era el pan, tal vez la mezcla de carne, tal vez la salsa… Para llenar ese vacío, hace poco surgieron Las Bebas, unas tortas ahogadas con el potencial para volverse memorables. En modalidad dark kitchen, reparten en la zona centro y sur de la ciudad, aunque pronto establecerán un local en Barranca del Muerto 42-A.

Las dark kitchens o cocinas fantasma tomaron fuerza durante la pandemia. Su modelo de negocio se basa en la producción de alimentos para venta exclusiva a domicilio a través de plataformas digitales. Como varios negocios que aparecieron estos últimos dos años, Las Bebas quisieron probar primero haciendo envíos a domicilio. Y se nota que le dedicaron su tiempo al empaque; no solo está muy chulo, también está muy bien pensado y permite comer la torta ahogada sin necesidad de usar platos. Cada elemento lleva su espacio: la torta, las dos salsas y las cebollitas. Toda la experiencia se puede hacer en la misma cajita.

las bebas

Pedro Reyes, uno de los involucrados en Las Bebas, cuenta que el nombre es una manera cariñosa de referirse a las tortas, además de que rinde “honor a una chava muy querida de todos los que creamos la marca”. Las Bebas también ofrecen tacos dorados de papa y de carnitas para remojar en la salsa, porque era demasiado buena como para limitarla al entrepán. Su combo incluye un arroz con leche cremoso y firme a la vez, con unas agüitas frescas bien buenas. Tienen de naranja y de limón, ambas con romero, además de una de té limón que es menos dulce e igual de rica.

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Las Bebas ha recibido muy buenos comentarios de gente de Guadalajara, lo cual es un gran logro porque, explica Pedro Reyes, las tortas “también están pensadas para los nostálgicos de allá. Traje la receta de una salsa que alguna vez me compartió un cocinero tapatío muy querido, que fuimos modificando durante meses hasta conseguir el sabor, picor y textura que queríamos para Las Bebas. Por otro lado, tenía muy clara la mezcla que quería para las carnitas, una selección de distintas partes del cerdo que desarrollamos con todo el equipo hasta obtener una gran mordida. Preparamos nuestras carnitas al horno, con una base de pierna, una dosis de barriga, que hace que no sean secas y, por último, la achicalada, que tiene un montón de sabor y un poco de crunch”.

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Otra de las cualidades de Las Bebas es el pan, que tiene la textura que uno espera: crujiente por fuera, esponjadito por dentro, resistente a la salsa, los apretones y las mordidas. “Al pan le dedicamos también meses de pruebas –añade Pedro–. Uno de los grandes retos para una torta ahogada es conseguir un pan que aguante la salsa. El birote tapatío es muy difícil de conseguir en la Ciudad de México, así que desarrollamos con un panadero del rumbo un pan que tuviera esa corteza sólida y crujiente, pero que en el interior mantuviera la suavidad que nos gusta en una torta. Y la verdad, funciona de lujo para Las Bebas”. Y sí, está riquísimo y aguanta perfecto la salsa.

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¿Cuál es la mejor hora del día para pedir una beba? Según Pedro, “el mejor momento para atacar una torta ahogada es entre media mañana y la hora de la comida. Sobre todo si hay algo de resaca por ahí. Pero, en realidad, es un tema de antojos, y esos hay que obedecerlos a la hora que sea”. Así que ya saben, aquí hay una opción para darse un apapacho antojoso que haga salivar mucho y enchilarse sabroso.

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