La Feria de la nieve en Santiago Tulyehualco es uno de los eventos más esperados del año, incluso en esta ciudad, que está llena de heladerías deliciosas. Las nieves de Santiago son especiales por su historia y por los sabores extrañísimos que convierten en nieve o helado.
La Feria de la nieve tiene 490 años. Fray Martín de Valencia fue quien organizó la primera feria en 1529 porque le llamó la atención la forma en que los nativos producían este manjar congelado. Antes de la llegada de los españoles, la nieve estaba destinada exclusivamente para los sacerdotes y altos mandos del gobierno mexica, pues aún en el mercado de trueque en Tlatelolco su precio era bastante alto. Los “corredores” o mensajeros traían el hielo desde el Popocatépetl o el Iztaccíhuatl. Cuando llegaban a Xochimilco, los picaban y endulzaban con miel de avispa, tuna o maguey. Una vez endulzada, ponían la nieve en vasijas de barro y la llevaban cargando hasta el mercado.
Cuando los frailes franciscanos probaron la nieve de los indígenas, decidieron que era una buena idea consumir nieves durante semana santa y se convirtió en una tradición que existe hasta hoy. Sin embargo, uno ya no tiene que limitarse a los tres sabores típicos con los que se inauguró la feria. Cada uno de los puestos tiene al menos una especialidad que hay que probar. Por supuesto, en la Feria de la nieve están los sabores de siempre –limón, chocolate, fresa o pistache–, pero lo importante es darle una oportunidad a los sabores menos usuales que son el resultado de las mezclas y experimentos de los propios artesanos.
Sabores
Hay nieves dulces de jitomate, mazapán, hierbabuena, “antigripal”, pétalos de rosas e higos con mezcal; una de las favoritos. También hay nieves saladas y hay algunas que los artesanos sólo preparan para la feria. Entre las más solicitadas están las de mole, camarón, ostión, aguacate, cerveza y chile verde. Como se trata de un evento de mucha tradición, los mismos artesanos procuran que todos sus procesos se hagan de forma tradicional. Obviamente ya no traen hielo cargando desde los volcanes, pero el proceso para picar y endulzar la nieve no ha cambiado tanto.
Apenas uno llega allí se da cuenta que para probar todos los sabores no alcanzan los 9 días de la Feria de la nieve. Además, la nieve no es lo único que alguien puede comprar ahí, pues Santiago Tulyehualco también es productor de alegrías y otros dulces hechos con amaranto. Por suerte es un evento anual que desde su creación, hace 490 años, no ha dejado a nadie con un mal sabor de boca.
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