“Todos los cometas son como helados, están hechos de polvo espacial mezclado con hielo”, dice Julia Ortiz Monasterio, mente maestra detrás de este “coney island” de los helados en la colonia Roma.

Helados Cometa es un proyecto que se llevaba gestando en la mente de Julia desde que en 1997 el cometa Hale-Bopp cruzó por la noche de la Tierra y ella pidió un deseo: un helado de chocolate. De todo lo que se puede desear en el mundo, ella eligió un helado de chocolate. 20 años después, a principios de septiembre de 2017, Helados Cometa abrió en la calle de Colima y ofrece, sí, entre muchos otros, helados de chocolate.

heladería cometa

Dentro del cálido local azul y blanco los helados se preparan artesanalmente y no llevan colorantes ni saborizantes artificiales: todos los ingredientes son orgánicos y de origen mexicano. La fruta también es elegida según la temporada y así saben los helados: a temporada, a infancia, a pequeñísimos cometas de sabores que desaparecen en la boca.

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El menú, un pizarrón rojo de letras movibles, muestra ahora nueve sabores, pero siempre va cambiando. Entre ellos hay tres deliciosos sorbetes, sin leche ni crema, pero con textura de helado (es decir, no de raspado). Los favoritos en su corta vida han sido, dice Julia, el de jamaica con jengibre caramelizado, el de chocolate oscuro de Yucatán con infusión de menta natural y el de melón. Pero hay seis helados de crema que merecen toda nuestra atención uno de vainilla de Papantla, otro de chocolate con avellana y merengue, el de caramelo con un toque de sal y mantequilla (receta francesa), el de café orgánico de Chiapas, el de Earl Grey (¡!) o el de chabacano con crema y cachitos de galleta.

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En Cometa también hay pasteles-helados, galletas y panqués que van variando según los antojos y la inspiración de Julia. Los conos son hechos al día con una masa de mantequilla, misma con la que preparan las galletas de la suerte a la usanza china.

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Vayan por su cometa.

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