Aitana es uno de esos restaurantes que de día es un lugar y cuando cae la noche se transforma en otro. Como está ubicado en el primer piso de la Torre Virreyes, durante el día aprovecha la copiosa luz natural de los ventanales que, junto con un pasillo de vegetación, recorren todo el flanco derecho del espacio. Durante la noche, en cambio, las luces cálidas contra los tonos beige del diseño de interiores convierten a Aitana en un lugar espacioso y sofisticado aunque casual.
De Aitana también nos encanta el piso y las lámparas, distintas en cada zona del restaurante. Nos dieron una mesa amplia, cerca de una chimenea, en una de las secciones más agradables: la terraza techada. Esta terraza está protegida de la intemperie por una pared de vidrio que da hacia la calle Pedregal y está separada de la zona interior por otro panel de ventanas. Arriba hay más mesas y un salón para eventos privados.
La comida
Como entrada nos sirvieron una ensalada de tres hojas con pera lechera, acompañada de una mousse de queso de cabra y nueces. La espinaca, la arúgula y la endivia, bañadas en una vinagreta de dátil, funcionaban como un fondo con sutiles variaciones donde podía sobresalir el sabor de la pera, ahumada al horno.
Un Casa Madero blanco para acompañar el risotto de calabaza rostizada con mantequilla y miel. Éste venía cubierto con tres pétalos de queso straciatella, y con otros tres de un puré de albahaca exquisito. La alternancia entre texturas fue una clara marca sensorial en este platillo.
El plato fuerte consistió en un filete de salmón a la plancha sobre una cama de sémola con lentejas, enmarcado por un aderezo de yogurt con cilantro. El término del salmón era justo y su combinación con el aderezo nos pareció inusualmente fresca.
Por último, nos trajeron un hojaldre de manzana con una bola de helado de mascarpone encima y un mousse de cajeta alrededor. Cerrar con este postre decadente, donde la cajeta se fundía con el mascarpone y envolvía la textura del hojaldre fue una buena manera de terminar.
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Pero en Aitana hay muchas cosas, es un muy buen lugar para ir a comer o cenar. Nos gustan, en especial, estos platos:
-Risotto de hongos, trufa negra y parmesano
-Fetuccini de camarones con jitomates deshidratados en casa
-Cordero sobre verduras horneadas con salsa de lentejas
-Pato sobre cama de arroz
-Pastel de dátil con helado de plátano, semillas de granada y crema de caramelo
Gastronomía estacional
El chef Víctor Morales nos explicó que el enfoque culinario de Aitana es seguir las pautas que la naturaleza nos da cada estación.
Comprar las frutas, verduras y semillas de temporada garantiza que los ingredientes sean no sólo de excelente calidad y buen precio, sino también que estén llenos de sabor.
Aitana ha basado el diseño de sus recetas en la consigna de aprovechar los alimentos de temporada, sin dejar de lado la audacia en la búsqueda de sabores inéditos. Los hongos, la calabaza, el camote, la zanahoria amarilla, el poro, la pera, la manzana, los dátiles y los higos son algunos de los protagonistas en la carta que Aitana inaugura este mes
El chef nos contó también que, ya sea por la experimentación constante en la cocina o debido a la oferta impredecible de los insumos en el mercado, las recetas originales suelen sufrir algunos cambios. Es decir que si uno es un comensal asiduo de Aitana, puede repetir sus platillos preferidos con ligeras alteraciones, o bien, probar alguna de las nuevas recetas que siempre están saliendo a la luz. En cualquier caso, uno no corre el riesgo de aburrirse.
Aitana brilla en el otoño. Los platillos son reconfortantes.
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