En esta ciudad, la época de lluvias parece ser un evento que nunca acaba. Aparentemente la ciudad reclama poco a poco lo que hemos tomado. Mientras descubrimos el resultado de esta pugna, lo único que nos queda a los capitalinos es vivir y no hay mejor forma de vivir la vida que comiendo. Aquí hay 8 productos solamente esta época nos ofrece.

Comamos mientras llueve.

Hongos
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Los hongos son un alimento muy sencillo y muy variado: setas, champiñones silvestres, hongos de árbol. En la época de lluvia abundan. Si nos fijamos bien, hasta en las jardineras podríamos encontrar (eso sí, quién sabe qué especie de hongo). Además, muchos restaurantes aprovechan lo efímero de la temporalidad para servir delicias, el Broka, por ejemplo. Una forma exquisita de comerlas es la sopa de hongos, que mezcla el sabor fuerte y terroso de los hongos con la frescura del epazote, la dulzura de la cebolla. Calientita, para que el frío se nos olvide un poco.

Los mercados orgánicos como El 100 o Mercado Alternativo de Tlalpan suelen tener súper buenos hongos y de pronto hacen talleres para aprender a cocinarlos de mil maneras.

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Quelites

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©Carolina Peralta

En pocas palabras, toda hierba silvestre mexicana que se pueda comer es quelite. Los más conocidos son el quintonil, el pápalo, el huazontle y los berros. Aunque parezca que las hierbas no son lo suficientemente cálido para un día lluvioso, la ensalada de berros con queso de cabra y pollo o las tortitas de huanzontle con queso bañadas en pasilla, es un excelente menú para una tarde así. El pápalo es un acompañante perfecto para las cemitas poblanas o los tacos de bistec con queso, platos que siempre comeremos felices.

Los mercados son la mejor opción para comprar quelites. Sobre todo en fin de semana, que familias provenientes de Milpa Alta u otros campos del Estado de México ponen su changarro en afuera con los más frescos.

Información relevante: a espaldas del Mercado de la Portales, frente a la barbacoa El Tulancingo, se pone una señora que vende todos los productos de Milpa Alta –aguacate, tortilla, quesillo, quelites, chapulines– y ahí mismo te arma unos tacos deliciosos.

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Verdolagas

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©Conabio

Prima hermana de las espinacas –y aún más nutritivas– las verdolagas no gozan de la misma reputación. Tiene sabor más fuerte y una textura crujiente. Son acuosas. Es una alternativa más económica para hacer platillos caseros, como las verdolagas con cerdo o la crema de verdolagas y papa, una delicia con sabor a mantequilla que se antoja para pasar la tarde dentro.

 En el menú del nuevo Roma Bistro hay una ensalada que es, contra todo pronóstico –por sencilla y nutritiva– una de las mejores opciones. Verdolaga, jitomate, cebolla y no mucho más, con un aderezo también sencillo.

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Mamey

Las frutas saben más a verano que a lluvia. Pero pensar que no van con estos días es falta de imaginación: uno de los mayores gustos en tiempo de frío son los postres, uno de los postres mexicanos por excelencia es el mamey. Ya sea para comerlo a cucharadas o en cheescake; de mamey y chocolate, acompañado de una taza de café. Pero entre todos, nuestro favorito es el helado de mamey de la Especial de Paris, heladería experta en los sabores de temporada.

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Xoconostle

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El xoconostle o duraznillo, como se le conoce en varias regiones del país, es una fruta derivada de la nopalera. Aunque es muy parecida a las tunas, su sabor es mucho más agrio y es usado en una inmensidad de platillos. Uno de nuestros favoritos para esta temporada es el caldo de xoconostle.

Un postre imperdible para probar esta fruta que no tarda en acabarse y volver hasta el próximo año, es el tamal rosa de natas de Nico’s en la colonia Clavería –la razón suficiente para amar Azcapotzalco.

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Chapulín

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Uno de las mejores cosas de la lluvia es que nos regala una de las fuentes de proteína más económica y variada que hay: los insectos. Los más comunes, los chapulines. Aunque lo usual sea pensar en chapulines asados con limón, hay muchas mas opciones para prepararlos, por ejemplo: pasta de chapulines, un invento totalmente mexicano que combina el trigo con los chapulines y nos da una pasta que ya tiene integrado el insecto y que con mantequilla o al ajillo es igualmente buena.

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Caracoles

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Los caracoles pertenecen a la familia de los moluscos, unos de los seres más extraterrestres que hay. Y sí, se dedican a arrastrarse y babear, pero también producen una extraordinaria cantidad de minerales, en especial de potasio. Además, su carne es muy baja en colesterol, por lo que es una opción comparable al pavo. Para prepararlos, lo más importante es lavarlos y muy bien. O dejar que alguien más lo haga. Una buena opción para comer este curioso producto, es en el caldo tlalpeño, para que su carne sustituya al clásico pollo.

La Guerrerense llegó de una legendaria esquina de Ensenada a la Ciudad de México hace poco meses. Conocen tan bien el mar que traen consigo los productos precisos de temporada; algunas veces tostada de tiene erizo, otras tiene tostadas de caracol. Son deliciosas.

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