Café Milou abrió en la Condesa poco antes del primer temblor de septiembre y durante todo ese mes y noviembre el equipo estuvo ayudando a los afectados y brigadistas haciendo sándwiches. Por ello tomó tiempo que se diera a conocer como el lugar necesario que es. Está inspirado en un café parisino –que no es un “coffee shop”–, y está abierto desde el desayuno hasta la cena. El menú está compuesto de platos calientes (pocas opciones, todas exquisitas) y una carta selectiva de vinos.
Lo que lo distingue de otros restaurantes de la zona es, primero, la manera inteligente en que decoraron un espacio bastante reducido para que fuera funcional y realmente acogedor y, luego, su producción de menú: la mayoría de sus preparativos son hechos en casa, hornean el brioche y las madeleines para el desayuno; curan su salmón con sal, azúcar y hierbas y hacen sus propios embutidos y charcuterie. Lo que no se produce en Milou es seleccionado con cuidado, como el helado de Cometa, el pan de Expendio (de masa madre), las verduras de Yolcan el y queso de “su amigo Bonfilio” que los hace en ranchos en Puebla y Querétaro.
Su carta de vinos es exquisita. Se compone en su mayoría por vinos orgánicos y naturales, pero también hay vinos convencionales (un Chardonnay, por ejemplo) de Burdeos para cada paladar. Así, uno puede ir a tomar un copa de vino y un plato de charcuterie casero y levantarse feliz de la mesa, pero recomendamos quedarse a comer o a cenar. Nosotros ya probamos casi todo lo que hay en la carta, pero le pedimos a Thierry que nos recomendara 3 cosas que para él son las mejores:
1. Ensalada de jitomate. Trabajamos junto con Yolcan para tener vegetales increíbles, orgánicos y con mucho sabor. Este plato es “un plato de producto” donde ponemos el producto en valor sin transformarlo.
2. Los Porros en Beurre blanc son una delicia y también un favorito de los comensales.
3. El Loup de Mer es lobina de Ensenada que se prepara con alubias y una salsa alioli con azafrán.
Nosotros queremos agregar que el short rib, el pollo con cebada y los postres son memorables. Y los domingos hay huevos benedictinos y muy buen café.
Los creadores de Milou son Isabel Castillo y Thierry Chouquet, quienes decidieron abrirlo porque, de acuerdo a Thierry, no habían encontrado en México un lugar para tomar una copa de vino sin compromiso, o quedarse a cenar si en el momento se les antoja. Isabel estudió en Le Cordon Bleu y trabajó para hoteles en Aspen y NYC, y Thierry hizo la mayor parte de su carrera en Nueva York, donde abrió restaurantes con estrellas Michelin y colaboró con chefs como Alain Ducasse, Geoffrey Zakarian, Gabriel Kreuther y restauradores como Danny Meyer.
Contra todo pronóstico, Milou no es demasiado caro, es tal cual un café parisino con todo lo sofisticado y sencillo que eso significa. Es una manera flexible de tomar un café o un aperitivo con alguien o un sitio accesible para ir entre semana a comer o cenar, y todo da un sentido de confort.
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