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Por fin visitamos Tamarindo Guayaba, un lugar chiquito de diseño y hallazgos vintage en la Condesa, lleno de colores brillantes. Está muy cerca de nuestra oficina y muchas veces pasamos enfrente sin atrevernos a entrar. Tal vez nos desanimaba la idea de visitar una tienda más de diseño –de las que a esta ciudad nunca le faltan– pero ahora que la conocimos, sabemos que dentro hay muchas (muchas) cosas especiales.

Daniela Kiehnle inició Tamarindo Guayaba en 2018. La tienda es su curaduría cuidadosa pero sobre todo divertida de objetos de diseño. Hay ropa, pines, stickers, ilustraciones, tazas, floreros, aretes o lentes de sol, entre una larga lista de curiosidades, todos de artistas y diseñadores jóvenes de la ciudad. Daniela dice que le gusta trabajar con talento emergente y siempre está buscando gente nueva por Instagram. El resultado es un lugar de diseño fresco (aunque haya mucho vintage) y un catálogo que se renueva constantemente.

Tamarindo Guayaba

Además, Tamarindo Guayaba tiene una colección hermosa de objetos vintage. Por aquí y por allá, entre racks de ropa y estanterías, hay pequeños detalles de muchas épocas que Daniela encuentra en sus paseos por mercados vintage o ventas de garage en México y Estados Unidos. Hay una casita de madera tapizada por dentro con un asa de plástico en el techo para que uno la utilice como bolsa (véase la foto principal), una verdadera reliquia de los sesentas; un catálogo de un concurso de Levi’s lleno de jeans intervenidos a la moda ochentera; un pisapapeles con un bordado de punto de cruz encapsulado o un vestido amarillo brillante de los sesentas. También hay molas panameñas, juguetes viejitos mexicanos, artesanías extrañas y difíciles de encontrar y libros especiales.

Tamarindo Guayaba

diseño

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Aunque a veces exhiben el trabajo de artistas (ahorita hay una instalación de la chilena Daphne Lyon), Tamarindo y Guayaba no intenta ser una galería. Entre sus paredes, adornos, dibujos y libros, Daniela dice que quiere un espacio accesible y amigable al que no intimide entrar, como a veces pasa con las galerías. Por eso todo ahí adentro (hasta el nombre) tiene un aire juguetón y relajado que sienta bien.

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