Hay locales que ofrecen hechuras realmente interesantes, hasta raras, incluso se podría pensar que nadie las necesita. Cerca del metro Cuauhtémoc, sobre la calle de Versalles, casi llegando a Chapultepec hay un local ecléctico, lleno de texturas con reja en forma de abanico de herrería color negro. El negocio se anuncia como “Plisados Romero”.

Una mujer pide telas para hacer el vestuario de una obra de teatro, habla con el dueño sobre tiempos de entrega. Fernando Romero se dedica a plisar la tela, a hacer tableados y zig zags, continua con el negocio que sus papás empezaron en 1948. No se sabe exactamente quién inventó el plisado, cuenta Fernando que podría ser francés o español, algunos dicen que todo comenzó con la falda escocesa y esa necesidad de esconder las formas del cuerpo en las tablas de la falda, muy común también en los uniformes escolares.

Plisados Romero

Los textiles se plisan con calor o vapor, tienen una máquina alemana que hace texturas sofisticadas, a diferencia de algunas máquinas americanas que sólo hacen líneas. Lo único es que deben ser telas sintéticas, nada de algodón o lana, puro poliéster azul rey, verde fluorescente o lo que guste. Los tejidos naturales saldrán perfectamente bien hechos al momento, pero luego, las inclemencias del medio ambiente removerán casi de inmediato el plisado.

Plisados Romero

El mostrador es un mueble viejo hermoso, era de una pastelería antigua. Su vitrina color vino exhibe todas las posibilidades, ejemplos y colores, además de algunas curiosidades como la cédula de San Ignacio de Loyola contra los demonios. La decoración es interesante: la luz neón reina sobre la maquinaria y las paredes son azul pálido con una especie de cenefa de piedras de río; hay por sobre todas las cosas imágenes de Marilyn Monroe usando vestidos plisados que recuerdan a una diosa romana. También hay imágenes un poco decoloradas de autos deportivos de los años ochenta y noventa.

Plisados Romero

Plisados Romero es ideal para experimentar con la moda o hacer faldas conceptuales y ya de paso tomar una cerveza en la Cervecería Vizcaya, un café en la Farmacia Internacional o visitar las galerías marso y breve en Berlín 37.

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