Todos los días entre semana, en la banqueta de Campeche casi esquina con Medellín, se pone un señor a reparar artículos de piel con su máquina de coser Singer antigua. Se llama José Arturo Morales Gordillo, tiene 78 años y desde 1988 repara calzado, accesorios, cinturones y mochilas. Antes de esto tenía su propio local a unos metros de distancia, pero lo forzaron a desalojar para construir algún edificio nuevo.

Reparación de artículos de piel: un oficio familiar

artículos de piel

reparción de zapatos

Es una suerte tener todavía a José Arturo en la colonia: hace muy bien su trabajo, es baratero y forma parte de una generación de especialistas que está desapareciendo en la ciudad. Me cuenta que su oficio lo aprendió por herencia familiar, desde los 7 años. “Iba al taller de mi padre y observaba como se hacían allí las cosas y así es como aprendí”. Primero hacía trabajos sencillos cómo fabricar los pegamentos que se empleaban en el taller. “Antes no existían pegamentos hechos en fábrica, todos los hacíamos nosotros a base de almidones y gasolina”, dice. Con el tiempo, fue dominando el oficio. Hoy lleva más de 50 años dedicándose a la piel y al cuero.

La máquina de coser

Su máquina de coser es como las que uno ve en los mercados de antiguedades, pero mucho más grande. Es una máquina Singer giratoria, que tiene cerca de 100 años funcionando. “La máquina ha estado conmigo desde que empecé, originalmente era de mi abuelo,” señala. Se acuerda que la compraron en Avenida 20 de noviembre No. 151 y que “ésta, con dos máquinas más, costó 2,384 pesos”. Agrega que en la actualidad sobreviven muy pocas máquinas de estas, pero se cotizan muy bien en el mercado porque son su herramienta principal de trabajo.

“El trabajo con piel es una de las artesanías más bonitas. Es extenso su uso. Se puede, por ejemplo, elaborar marroquinería: billeteras, bolsas, calzado y belices”.

Hoy ya no fabrican tantos artículos porque han sido desplazados por el producto que llega del extranjero, principalmente de China. La mercancía china se vende aquí a precios fuera de competencia para ellos. Su trabajo es manual, se emplean más horas de trabajo y por lo tanto es un poco más caro.

artículos de piel

Parece que el oficio de fabricar artículos bien hechos de piel está en peligro de extinción. Cómo dice José Arturo: “La gente ya no trae a reparar sus cosas como antes; las tiran cuando se descomponen y prefieren comprar nuevas. Es la desgracia de vivir en los tiempos de la sociedad de consumo y desperdicio”. Hace poco le llevé mis tenis de piel rotos para que me los reparara. Con su excelente trabajo les dio varios meses extra de vida. Además, me cobró sorprendentemente barato. Salió en 30 pesos la reparación. Yo recomiendo ampliamente a José Arturo y le deseo a él, a su oficio y a todos los sastres, costureras, floristas, impresores, panaderos, carniceros y peluqueros del barrio una larga vida.

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