Un día de primavera como hoy, pero de 1903, nació Xavier Villaurrutia. Entre los poetas mexicanos, él fue el del ensueño, la negrura o la quietud. Alguna vez, en una carta a Bernardo Ortiz de Montellanos, escribió: “Pensará usted que yo hago de la angustia una poética, y tal vez no se equivoque.”
Lo celebramos con su “Nocturno de la estatua”:
Nocturno de la estatua
A Agustín Lazo
Soñar, soñar la noche, la calle, la escalera
Y el grito de la estatua desdoblando la esquina.
Correr hacia la estatua y encontrar sólo el grito,
querer tocar el grito y solo hallar el eco,
querer asir el eco y encontrar sólo el muro
y correr hacia el muro y tocar un espejo.
Hallar en el espejo la estatua asesinada,
sacarla de la sangre de su sombra,
vestirla en un cerrar de ojos,
acariciarla como a una hermana imprevista
y jugar con las fichas de sus dedos
y contar a su oreja cien veces cien cien veces
hasta oírla decir: “estoy muerta de sueño”.
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