En la estación de metro La Raza hay una bóveda celeste. Es un recorrido espacial por los túneles subterráneos que conectan las líneas 3 y 5, y es quizás el museo más visitado del mundo (1,800,000 usuarios al mes). Está pensado justo para que el usuario no necesariamente tenga que detenerse para asimilar un cierto conocimiento. El Túnel de la Ciencia ocupa una extensión de poco más de 6 kilómetros cuadrados y lleva allí desde 1988.
Exposición espacial
A mitad de uno de las pasillos está la bóveda celeste, que parece envolver a los transeúntes en una luz nocturna casi hipnótica. También hay una colección de fotos del espacio; una serie de imágenes en gran formato que narran el origen del universo desde los enormes asteroides que vagan por el sistema solar hasta los meteoritos que lograron entrar a la tierra.
En otra sección del paseo se habla de los –demasiados– satélites naturales del Sistema Solar. Esos que cariñosamente llamamos “lunas”, como si cada planeta fuera una versión alternativa de la Tierra. Lo mejor de esta parte es conocer los nombres y formas de cada satélite. A Urano, por ejemplo, lo rodean 27 cuerpos celestes; Cupido, Calibán, Ariel, Oberón son algunos de ellos. Recorrer ese pasillo es como leer el árbol genealógico de la mitología griega, de donde vienen casi todos los nombres de las estrellas.
Libro Club del Túnel de la Ciencia
Desde hace cinco años, La Raza también tiene una biblioteca con más de 2,500 títulos que van de la novela al cómic. Si uno no lleva mucha prisa o está esperando a alguien, puede entrar al Libro Club y sentarse un momento a leer. En caso de haber quedado atrapado por la lectura, puede pedir el libro en préstamo. La idea es que los libros se mantengan en movimiento y la cultura también respire bajo la tierra.
A veces, en el Túnel de la Ciencia, organizan exposiciones de robótica, neurociencia, biología o cualquier otra rama de la ciencia que pueda interesar a niños y jóvenes. Para saber cuándo será el próximo evento o curso, hay que estar al pendiente de la cartelera del metro. Como decía Oscar Wilde, “Todos estamos en la cloaca, pero algunos estamos mirando a las estrellas”.
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