La Central de Abasto bien podría ser una ciudad; al día recibe más de 500 mil personas y trabajan otras 90 mil en las diferentes secciones de este gran mercado. Y si no es una ciudad, al menos sí un órgano importante: el “estómago de la Ciudad de México” como muchos la conocen, es el lugar de encuentro y transacción de un sinfín de productores, vendedores y consumidores que pasan por ahí a diario. Y por si eso no era suficientemente colorido, a finales del año pasado convirtieron sus muros en una suerte de galería abierta.
Los diableros van y vienen (¡aguas!) mientras maniobran para llevar productos frescos en dos ruedas. Muchos de ellos, en la espera de la siguiente carga, descansan afuera de los pasillos de mil metros de la Central, recargados a los pies de las nuevas piezas artísticas: murales de 20 metros de largo que rodean las bodegas.
“Se disfruta más el ambiente viendo tanto color”, dicen los diableros.
Central de Muros es un proyecto colectivo de intervención urbana creado el año pasado para conmemorar el aniversario 35 de la Central de Abasto. La primera etapa, en donde se pintarán 32 muros, estará lista para finales de febrero. En la segunda y tercera fase se pintarán 16 muros más y la barda perimetral para hacer de La Central de Abasto el espacio de arte al aire libre más grande de la ciudad.
Sebastián Romo, Aline Herrera, Diana Bama, Kenta Torii y el colectivo Meiz son algunos de los 16 artistas que participan en la idea de integrar el arte a este gran mercado. Lo que buscan es e no dejar arte sólo en un perímetro de la ciudad sino incorporar los espacios que la conforman. “Las personas están más alegres por donde están los murales”, dicen algunos trabajadores.
La Central de Abasto también en la Semana de Arte
Algunos de los artistas que intervinieron las fachadas formarán parte de la iniciativa de Arte Diez, feria de arte que llegó de Bogotá a México por una alianza entre Foto Museo Cuatro Caminos, Central de Abasto y Central de Muros. Arte Diez, mejor conocida como la Feria del Millón, inició en Colombia para abrirle camino a nuevos talentos en el rígido mercado del arte y busca generar arte en zonas en las que no pensaríamos que podría incluirse, como en la Central de Abasto.
Ahí en la delegación Iztapalapa, entre largos pasillos organizados por orden alfabético, voces que gritan, olores y humedad se encuentra también una galería de arte urbano que se proyecta como una manera de restaurar el tejido social.
La Central de Abasto solo confirmó que por ser un lugar de encuentro e intercambio cultural abierto podría ser más bien el “corazón de la ciudad”.