Los kioscos, de tan familiares, son problemáticos. Uno nunca se pregunta por ellos, ¿cómo llegaron a las plazas? Estos espacios semi abiertos que viven hasta en las plazas más remotas de México, y sin los cuales no socializáramos igual, no llegaron a México sino hasta el siglo XIX y su origen no es –como sí lo es su nombre– turco, sino chino. Cuando uno piensa en un kiosco, se da cuenta que no piensa mucho en ellos. Y está bien, porque los kioscos se habitan. Son públicos.

(¿Qué pasaría si pensamos un kiosco?)

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El patio de Alumnos 47 durante un evento sonoro.

La fundación Alumnos 47 tiene mucho de kiosco. Llegó al circuito del arte como una posibilidad de que artistas, curadores y editores se relacionaran distinto; a cubrir un hueco, como los kioscos en el espacio público. Su más reciente proyecto se llama Kiosko y su intención es provocar: espacios de encuentro, de publicación, de creación y circulación de arte.

Para comenzar con el proyecto, la fundación puso a concurso el espacio físico en que se llevarían a cabo los encuentros: un pabellón para leer, estar, jugar y visitar la casa art deco de Alumnos 47. La propuesta ganadora de esta primera edición fue la de Pedro Ceñal Murga, Roberto Michelsen Engell y Adrián Ramírez Siller, y consiste en una gran rampa de pasto que se eleva, como si el horizonte del jardín se levantara. Esto permite al visitante ser parte de un jardín superior, mientras que abajo hay un espacio abierto que es una especie de habitación triangular para otras actividades.

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Desde marzo se han llevado a cabo varias actividades (que hemos publicado en nuestras Agendas Local): una feria de publicaciones y talleres con la RRD; actividades en torno a la cultura del disco, encuentros de poeía y un picnic editorial. Todavía quedan algunas de sus ediciones espirituales o tardes de RRadio Piratón. Todo esto en el pabellón.

Además, la casa (que es preciosa y una cámara de maravillas) está intervenida por piezas de arte contemporáneo: una de las piezas más bonitas es de un dibujo de cobre de Manuela Garcia, que recorre todo el espacio, como si fueran las venas de una casa viva: si la tocas sin zapatos o le das la mano a alguien sin zapatos, te da una mini descarga eléctrica.

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Kiosko durante Tonelada: actividades en torno a la cultura del disco.

Se plantea que Kiosko suceda 4 veces al año, una por estación. Esta edición, que está increíble, puede visitarse hasta el 30 de junio. Posteriormente Alumnos 47 hará una donación a MarcE, un museo de arte contemporáneo en Ecatepec, que en realidad es un colectivo de artistas jóvenes en ese municipio. 🙂

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