Graciela Iturbide es una fotógrafa inusual; el suyo es un don clarividente. Cuando la cuestionan sobre modos, fórmulas, maneras, responde con instinto y acción. Así ha sido desde siempre, al menos desde que empezó como asistente de Manuel Álvarez Bravo. Su nueva exposición Cuando habla la luz en el Palacio de Iturbide es una ruta por sus momentos más lúcidos sin ser una retrospectiva; más bien un poema de sus andanzas. De los seris –nómadas del desierto– a las juchitecas imponentes, de los pájaros y las plantas con velos, a los autorretratos inéditos.

Graciela Iturbide

El curador, Juan Coronel Rivera, dividió las 270 imágenes en 20 núcleos, cada uno con un arquetipo que título metafóricamente. La línea no es temporal, más bien intuitiva y lo mismo hay una foto de los años 70 que una de los 2000, lado a lado. Todas impresas en plata gelatina y todas de negativos análogos a los que la fotógrafa se resiste a renunciar.

Las fotos de Graciela Iturbide son una suerte de cuaderno de viaje exquisito con todo lo que se encuentra, en el ritual recurrente de caminar con la cámara. En cada una de ellas la sorpresa es doble. La primera al verlas, la segunda al reconocer que lo inusual no es el mundo sino su mirada. En los detalles que uno mira de reojo, o ve sin ver, Iturbide llena el celuloide de fantasmas; matronas gordas y cariñosas que cargan iguanas, pájaros y ramas con espinas. Mucho hay de su maestro más reconocido Álvarez Bravo y de Francisco Toledo y Josef Koudelka, pero con una sensibilidad muy distinta que habla más de cercanía y de sorpresas.

Graciela Iturbide

Cuando habla la luz visita fotografías de casi cinco décadas de la obra de la artista, desde finales de los años setenta hasta la actualidad. Hay fotos de las comunidades indígenas del sur al norte del país, que Graciela Iturbide ha visitado tanto; series de sus viajes por Latinoamérica y Europa, por Cuba y Panamá. Algunas muy reconocidas y otras completamente inéditas, como la treintena de autorretratos de la fotógrafa en las últimas décadas, muchas de las cuales permanecían en sus cajitas de negativos hasta esta exposición.

La exposición está acompañada de un catálogo editado por Fomento Cultural Banamex, con las fotografías y textos de Juan Coronel Rivera para la exposición. Cuando habla la luz fue inaugurada el 23 de noviembre y puede visitarse hasta el 12 de abril del próximo año.

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