Si uno camina frente al Parque Ecológico Ehécatl en Ecatepec no se imagina lo que hay dentro. Se intuye, por un par de murales que hay a la entrada, que hay alguna atracción relacionada con dinosaurios. O algo así. Para saber hay que caminar por un sendero rodeado de árboles que parecen silbar cuando el viento se cuela entre sus ramas. Los únicos árboles a la redonda de concreto. La entrada al parque y todas sus instalaciones es libre, y vale la pena conocerlo porque es un parque de animales de papel maché llamado Jurásica, que parece del fin del mundo.
Jurásica
Jurásica es un mini museo interactivo sobre dinosaurios. En la entrada hay un par de mamuts y el esqueleto de un tigre dientes de sable. También hay un diplodocus bebé que da la bienvenida a los visitantes. Son enormes.
El recorrido comienza por la izquierda. Desde allí se asoma un stegosaurus animatrónico con sonido y movimiento. Esta especie vivió a finales del período jurásico hace 156 millones de años y se distingue fácilmente por las placas en su lomo. Al lado está el triceratops un poco más grande.
A la mitad de la sala hay una maqueta enorme que representa un típico paisaje jurásico. No todos los dinosaurios que aparecen ahí vivieron en el mismo periodo; el Tiranosaurio rex, por ejemplo, apareció en el cretácico hace 68 millones de años, a diferencia del brontosaurus o el stegosaurus, que sí vivieron en el jurásico. Aún así, el museo cumple su función principal: entretener a los niños y adultos que lo visitan.
Afuera del museo también tienen dinosaurios enormes —miden casi 20 metros cada uno. Son reproducciones en concreto de un brontosaurus, un diplodocus y un quetzalcoatlus, el dinosaurio volador más grande que existió —medía lo mismo que una jirafa— y recibe su nombre del dios Quetzalcoatl. Allí mismo hay un arenero en donde los niños pueden jugar al paleontólogo. Para conocer la ciudad y sus delicias hay que ir a Jurásica en Ecatepec.
Zoológico
En el mismo Parque Ecológico Ehécatl hay un zoológico en el que no queremos reparar mucho porque, aunque los animales están bien cuidados y tienen espacio, casi no hay plantas o árboles y nos parece de lo más triste. Viven en un páramo de concreto a las faldas de minicerros con casas grises a medio construir. Es un paisaje muy extraño.
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