Entre todos altares y memoriales callejeros que hay en la colonia Maravillas de Ciudad Neza, encontramos las estatuas de Morris, un rottweiler que desde hace más de 7 años es el guardián perpetuo de la esquina de Malinalco y Calle 29. Cada jueves, cuando se pone el tianguis, Morris se asoma entre los puestos de chácharas vigilando que nadie le robe a todas esas personas que hoy ya son su familia.
Según su dueño, un veterinario local, Morris fue el perro más chiquito de su camada, pero no por eso el menos listo o cariñoso. Gracias a la paciencia y buenos cuidados de su familia, ese pequeño rottweiler se convirtió en campeón nacional de obediencia y protección en 1999. Ese premio lo convirtió en uno de los perros más populares de la colonia y por eso decidieron inmortalizarlo como una estatua.
Los dos bustos que flanquean la calle Malinalco eran la base de un escritorio que el dueño de Morris tenía en su consultorio. Cuando el cristal que descansaba sobre las cabezas de piedra se rompió, el veterinario decidió hacer todavía más grande el homenaje hacia su perro. Tomó ambas estatuas y las fijó con cemento en la esquina de su calle. Desde ese momento Morris pasó a ser guardián y una de las tantas maravillas de su colonia.
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