Kalach ha hecho algunos de los jardines más extraños y bellos de la Ciudad de México, como el de la Biblioteca Vasconcelos o el de Casa Wabi en la Santa María, que es como un pedazo de campo. Uno de los que más visitamos (porque nos queda más cerca y siempre hay una buena exposición) es el de Jardín 17, frente a Casa Barragán. Ésta semana fuimos y nos quedamos heladas frente a un floripondio ultrafrondoso que creció allí. Y creemos que es la perfecta excusa para ir a ese jardín.

floripondio

Hay pocas plantas de banqueta en la Ciudad de México tan espectaculares como un floripondio. Y en verdad, el de Jardín 17 es de lo más frondosos, feliz y grande que hemos visto. Todos saben que la Brugmansia candida (o floripondio) es una planta medicinal que, si se excede en cantidades, puede causar delirios y alucinaciones. A veces las plantas más bellas tienen sustancias psicoactivas o letales, ese es el caso con estas flores.

El floripondio es un arbusto (el de casa barragán es ya un árbol) de flores blancas o rosas en forma de campana. Se usa normalmente para quitar el dolor corporal y crece prácticamente en cualquier lugar de la Ciudad de México (*miren los camellones*) y en los bosques del país. Sus propiedades curativas y psicoactivas, y el hecho de que todos los capitalinos lo hayamos visto por todas partes desde niños, genera un cariño especial hacia la planta. La queremos ver.

floripondio

En nuestro país se vende sin restricción alguna en diferentes mercados herbolarios. Generalmente se prepara en forma de té con diferentes fines y por eso la dosis varía. Por ejemplo, para efectos curativos tradicionales se utiliza una flor en 250ml, y para efectos alucinógenos se utilizan dos o tres flores en 250ml también. Sin embargo, esta última concentración puede resultar tóxica e incluso letal. Los efectos alucinógenos producidos por el floripondio comienzan entre los 15 y 30 minutos después de haberse ingerido, teniendo una duración hasta de 72 horas.

casa barragán

jardín 17

Hay que verlos, no consumirlos. Pero su efecto enervante (“palabra favorita del mes*) también llega por la vista y el olfato. Vayan a verlo a Jardín 17 y de paso vean Memory Houses, de Robert Hutchison.

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