El Zócalo es esa plancha monumental a la que nunca le falta un público: está en el lugar del espectáculo por excelencia –el Centro Histórico– y en su plana monumentalidad es el epicentro de la representación improvisada. Aunque, para los que gusten saber anticipadamente a qué hora empieza el show, la Secretaría de Cultura inauguró un pequeño kiosco, con fecha y hora definida para danzón y karaoke.
Los que ahí se juntan desde siempre, para el canto, el baile y la tragedia (cómica, casi siempre) ya tienen escenario. Los curiosos de ocasión, también. El kiosco comenzó a operar el 25 de abril, y puede montarse y desmontarse según los requisitos de la función en curso. Por ahora permanece del lado de Pino Suárez y todas las actividades que organiza son gratuitas.
Todos los viernes, por ejemplo, a partir de las 5 de la tarde y hasta las 7, hay karaoke con pantalla y micrófono incluidos. Cada cantante de ocasión será medido con aplausos del público y los tres mejores intérpretes del día participarán en la batalla final, el último viernes de cada mes.
Los sábados hay danzón, en los mismos horarios. La banda –que cada semana es distinta– está en el kiosco y sobre la Plaza de la Constitución están los danzantes –profesionales al frente, por supuesto. Nosotros visitamos el Zócalo el sábado pasado y vimos a muchas parejas engalanadas, desde la moda pachuca hasta la costeña veracruzana. Hay personajes suficientes para que uno sienta que está en una representación teatral de antaño. Aunque la mayoría de las sesiones tendrán música en vivo, algunas veces también habrá pistas en alta calidad para el baile.
Para enterarse de algunas funciones especiales (o conocer otras actividades) recomendamos seguir las redes sociales de la Secretaría de Cultura. También pulir los zapatos de baile, las mejores canciones o simplemente darse una vuelta los viernes y sábados, para el curioseo ocasional que los habitantes de esta ciudad dominamos tan bien.
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