Ciudad Neza es uno de los municipios más poblados del país. Pero hasta la década de los 70 no era más que una suerte de ranchería en medio de un paisaje marrón que se encharcaba con facilidad debido a su cercanía con el Lago de Texcoco.
Para 1940 era un enorme terreno que nadie reclamaba debido a su aspecto. Pero el empuje económico de 1950 hizo que la Ciudad de México y sus alrededores (incluido el fangoso espacio de Ciudad Neza) se volviera el cuerno de la abundancia de nuestro país.
Al lugar no sólo llegaron personas del Estado de México; también llegaron familias enteras de Oaxaca, Michoacán y Jalisco con la única intención de hacerse de una vida mejor. Comprar una casa o un departamento dentro de la Ciudad de México (entonces Distrito Federal) era carísimo, pero ese terreno, aparentemente inhóspito y sin nombre, se convirtió en una tierra prometida.
La primera colonia en consolidarse en la zona fue la colonia Virgencitas. Las casas que la conformaban eran apenas 7 y estaban hechas de cartón. En temporada de lluvias, la colonia parecía resurgir del fango. Pero entre goteras y cartones mojados, los vecinos volvían a levantar sus casas. Podría decirse que esta resistencia anunciaba lo que estaba por venir.
Los pobladores sufrieron muchísimas carencias ––la más importante, sin duda, la del agua. La única fuente de agua potable en toda la zona era una llave conocida como “Lavadero el lodazal”. Todos los días, las mujeres de la zona llevaban sus cubetas hasta allá para recoger agua potable, o bien lavar su ropa en los charcos que se formaban alrededor de la llave.
Después estaba el problema de la luz, que se tenían que robar de los postes más cercanos. Los vecinos, desde luego, se encargaban de conseguir o fabricar sus propios postes con palos que encontraban por allí. Tras reunir unos 30 postes, comenzaban el cableado.
Para 1959 ya existían 33 colonias en la zona, pero de los servicios básicos como pavimento, drenaje, agua potable y luz no había ni señal. Lo que durante años fue un terregal, poco a poco fue tomando forma de ciudad gracias enteramente a sus habitantes, abandonados por el estado. Los ahora nezahualcoyotlenses juntaron dinero para pavimentar sus calles y colocar modestos drenajes.
La erección oficial de Ciudad Nezahualcóyotl fue en 1963, poco más de 20 años después de que la gente comenzara a migrar allí. Después de su nombramiento comenzaron las obras para mejorar el aspecto del municipio. Pero siguen siendo las mismas personas quienes salvan a Neza de todas las carencias que todavía sufre, ahora, sobre todo, de seguridad. Quizá esa sea la razón por la que muchas personas se sienten orgullosas de vivir allí: es un espacio que construyeron con sus propias manos y que tiene más fuerza que casi cualquier municipio de nuestra ciudad.
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