En la Nueva Santa María siempre hay alguien viendo por su ventana. Desde sus casas de estilo californiano, que van en fila, compactas y afortunadas, el tiempo parece transcurrir más lento. Todas tienen garaje y como pocas casas en la ciudad, algunas hasta porche. A falta de porches ya hasta la palabra suena vieja (pero qué bonito se oye). Suena a provincia, y es que muchos estarán de acuerdo que esta colonia tiene un aire de eso. El silencio es extraordinario y no hay demasiado movimiento. Los jardines dan hacia la calle y están decorados con loros de cerámica, ranas de barro, y arbustos y rosales que se escapan de balaustradas setenteras en busca de luz. En estos días en que el sol azota la ciudad, las calles de la Nueva Santa María son un juego de contornos. Un paseo por la sombra que recomendamos hacer.
Las calles de la Santa María llevan nombres de frutos y flores como en una suerte de determinismo botánico. Y la vida de la colonia parece responder a ello: la calle Frambuesa tiene casas rojas, la calle Nueces es más bien árida. En la calle Clavel está una de nuestras casas favoritas. Se llaman Alhelí, Guanabana, Clavel, Artemisa, Piñón y Pomarrosa, Membrillo, Vid… Fuimos a pasear hace poco, y además de visitar el Parque Revolución, un óvalo verde lleno de pájaros, aprovechamos para perdernos entre su calles que tanto nos gustan; que saben a sus nombres.
.
.
Más en Local.mx
La michoacana más especial de la ciudad está en la Nueva Santa María