El coleccionista es un hombre con tiempo. En Kronos, una tienda de antigüedades en la Roma, se une el amor por la historia de los objetos y un hombre con tiempo. Octavio Augusto Pérez lleva 25 años coleccionando cosas y cuidándolas con la responsabilidad de un dueño hacia su propiedad.
Octavio nos cuenta que empezó a coleccionar relojes hace 25 años y tiene de todos los modelos y materiales –algunos de los cuales están en la tienda pero no a la venta. Cuando le llegó una crisis en 2005, vendió algunas de sus piezas y en ese momento nació Kronos. Entendió que el negocio de las antigüedades no sólo es valioso a nivel económico, si no que, gracias a los anticuarios, muchos objetos antiguos recuperan su valor y pueden extender su vida útil por muchos años.
Algunos muebles en Kronos tienen más de 100 años, pero gracias a las hábiles manos de los restauradores que trabajan con Octavio, continúan siendo útiles hasta un par de siglos más. Desde luego, los muebles que duran tanto tiempo son de una época en la fabricación era impecable, y no solo había calidad en los materiales y mano de obra, sino que tenían, cada uno, un valor artístico perdurable. Por eso esta tienda es especial. Aquí no se venden chácharas sino piezas.
Por la puerta de Kronos han desfilado algunas cosas muy extrañas –cabezas de jíbaro y estatuas demoniacas que parecen mirar fijamente a quien se le pare enfrente—. Dice Octavio que algunas son tan terroríficas que ni siquiera se ha atrevido a comprarlas. Después de todo, él cree en el aura que adquiere cada objeto mediante su historia (como sabía Walter Benjamin), así que cuando algo le da mala espina, mejor lo deja pasar. Acá dejamos algunos artículos que Octavio considera sus favoritos en toda la tienda, ya sea por su historia o por la belleza de su diseño.
Jaguar de mármol
A simple vista parece una pieza que uno encuentra en un mercado de chácharas de la ciudad. Pero el buen ojo de Octavio supo apreciar su estilo art nouveau tallado en una sola pieza entre 1915 y 1925. Pesa 15 kilos y cuesta $85,000 pesos, más o menos.
Vitrina de botica
En sus buenos tiempos, esta colección de frascos, microscopios y artículos médicos perteneció a una de las últimas boticas tradicionales de la Condesa, la cual funcionó de 1892 a 1940. Algunos de los frascos todavía contienen algunas sustancias medicinales y los microscopios, aunque antiguos, funcionan a la perfección. En total, el juego está compuesto por 200 piezas –incluyendo el mueble. Su precio es de $390,000 pesos.
Robots de juguete
Estos juguetes de cuerda fueron muy populares entre 1950 y 1970, cuando la era espacial se puso de moda, muchos niños tenían uno de éstos entre sus juguetes. En Kronos tienen varios robots de cuerda y, obviamente, tienen precios diferentes –entre $1,200 y $50,000 pesos. Todo depende del material con el que están hechos, su estado y el año en que los hicieron.
Colección de libros José Vasconcelos
En Kronos también compran bibliotecas y algunas de ellas tienen tesoros invaluables como esta colección de 18 libros de José Vasconcelos. Lo que hace que el valor de estos volúmenes sea de $50,000 pesos –por el lote completo– es que más de la mitad son primeras ediciones.
Cámara de fuelles Compur
Compur es una marca de cámaras alemanas que nació en 1912. Sus cámaras de fuelle fueron muy populares debido a que la velocidad de los obturadores era superior a la de marcas como Kodak. De hecho, sus sistemas de flash y obturación se convirtieron en estándares globales. El modelo que tienen en Kronos cuesta $2,000 pesos, es de 1920 y de acuerdo con los encargados, su mecanismo todavía funciona.
Auto de cuerda
La empresa alemana Arnold Co. abrió en 1906, durante toda su historia produjeron miniaturas de hojalata, desde barcos, casas de muñeca y, por supuesto, coches de cuerda. Este auto de 1950 está en perfectas condiciones y cuesta $25,000 pesos porque está en perfectas condiciones. De hecho, el precio de este tipo de juguetes puede ser mucho más alto, sobretodo si tiene la llave original para darle cuerda.
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