Entre recuerdos de infancia, juegos de mesa y sillas de colores absurdamente chillantes está uno de los pocos bares de cereales en la ciudad. Entrar es retroceder el tiempo o pensar en Jerry Seinfeld. Es volver al lugar donde uno desayunaba cereal y leía las cajas para pasar el rato. Sólo que a diferencia de esa época, aquí puedes comer cereal a la hora que sea. Y hay variedad inimaginable.
Estación Cereal es ese sitio al que uno se acerca cuando necesita azúcar porque está triste, crudo, tiene monchis o simplemente un pequeño vicio. Las repisas tienen 150 tipos de cereales (nacionales e internacionales). Algunos son edición limitada como el de Mario Bros (el producto más cotizado desde su apertura) o ediciones especiales de otros países como Japón, Francia o Alemania. También hay una gran oferta de cereales orgánicos por si el azúcar de los demás es demasiado.
Después de elegir el cereal, seleccionas el tamaño y alguno de sus 50 toppings, como helado, galletas, frutas, gomitas, bombones, granola, jarabes o avena. En este lugar uno también puede elegir el color de la leche: rosa, azul, morado, amarillo o verde o el sabor de la misma: coco o almendras. Un gran tip es saber que se puede combinar cereal en un mismo tazón.
Si el cereal no es suficiente, Estación Cereal también ofrece una variedad de malteadas, bubble waffles de colores rellenos de cereal o cualquier otro topping y burritos de algodón de azúcar rellenos de lo que uno decida. Todo esto se vuelve más entretenido con la estación de juegos en la que puedes elegir cualquier juego de mesa y pasar ahí el rato.
En Estación Cereal todo se puede (y se debe) mezclar para buscar esa combinación de sabores perfecta que remiten a la infancia. Por cuestiones nostálgicas uno debe encontrar esa fórmula ya sea combinando sabores, con leches de colores o regresando a un sabor clásico. Algo es seguro, este bar de cereales regresa el tiempo pero también lo detiene para disfrutar en su colorido mobilario.
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