En 1968 Franz Erhard Walther presentó su pieza Sehkanal (Canal Visual): una tela de 7.3 metros de longitud con aberturas que simulaban una capucha. Dos personas, una a cada extremo, ponían la tela sobre su cabeza y caminaban hacia atrás hasta lograr estirarla. Solo si la tela estaba tensada podrían observarse el uno al otro. En su momento la pregunta no fue ¿qué significa esto? sino ¿qué tiene que ver esto con el arte? Para Walther “una obra de arte no existe en sí misma”, así que sus piezas son fragmentos en estado latente que nosotros –los espectadores– completamos. El significado aparece justo ahí, en ese intercambio corporal y mental con la obra.
Esta invitación a pensar nuestro lugar en el arte abre sus puertas el 12 de mayo con la exposición Franz Erhard Walther. Objetos, para usar / Instrumentos para procesos, la primera muestra antológica del artista en América Latina, en el museo Jumex.
Todo el tercer piso estará ocupado por una selección que reúne más de 6 décadas de producción: dibujos, fotografías, colores, cartones y telas, telas por todos lados. Walther buscaba un material de producción libre de las reglas y la tradición de la historia del arte, y en los sesentas nadie trabajaba con tela y mucho menos con costuras.
Muchas de las piezas de la sala principal pueden ser “activadas”, y el museo establecerá horarios para demostraciones a cargo del personal del Jumex. Hay una tela con varios metros de largo que se estira y deja caer en un ejercicio que se puede repetir infinidad de veces hasta estar convencido de la forma, sencillos cuadrados –de tela, por supuesto– que pueden manipular dos personas, o cuatro u ocho; estirarlos, juntarlos, cubrir a una persona con ellos, jugar a cuánto tiempo se puede permanecer estirando la tela con ambos brazos, en el curioso ejercicio de convertir a nuestro cuerpo en un pedestal para el arte.
En esta exposición todo empieza en la percepción y acaba en la imaginación, y las piezas, incluso las que están montadas en pared, no son estáticas; podrían desmontarse, colgarse, ponerse en el suelo, usar con el cuerpo. Para Walther todo conversa con nosotros y con el espacio, y partiendo de gestos tan sencillos como desdoblar una tela y acostarse sobre ella, nos convierte en zonas de contacto, de conflicto y reflexión. No es hazaña fácil que el arte sea simple y para el artista ese es el reto más delicioso. En los 60’s sus demostraciones atrevidas eran contestatarias, hoy sus “fragmentos” de pieza que nuestra imaginación y anatomía completan son vigentes y disfrutables.
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