Se llama Pulpa y el slogan es “amor líquido”. Es un espacio rico, cómodo, llamativo pero amigable. Está decorado con el ya clásico azulejo blanco y muebles de madera clara que hacen todo más espacioso, más limpio. La Monstera deliciosa (también se conocen como Piñanonas), que está por todas partes, le da un toque tropical que al tratarse de una juguería no está de más. Y el rosa clarito de las paredes y la fachada evocan fantasmas cálidos de Acapulco. No se puede negar.
En Pulpa se puede comer cualquier cóctel de fruta, por ejemplo “el tropicoso” que si se está a dieta es un lujo porque tiene pepino, jícama, manzana, mango, coco, Tajín y limón, es decir: pura agua. También hay smoothies. Mi recomendación es el Namaste Mango Chill porque tiene goji berry en polvo, buenísimo para la vista y para el sistema inmunológico.
Y no solo hay fruta, también ofrecen ensaladas, sopas y sándwiches muuuuy sanos y a la vez ricos (cosa rara), combinaciones novedosas de dulce y salado, como la Sopa de otoño, que lleva base de leche vegetal de coco, camote, papa, cebolla blanca, canela, curry y crutones. O la ensalada Mírame y no me toques con sandía, mango, lechuga, cilantro, cacahuate tostado, chile serrano, pepino y limón.
Quizá lo más relevante de Pulpa (porque juguerías hay miles) es que tiene programas de desintoxicación prêt-à-porter para tantos transeúntes y oficinistas que pasan por allí todos los días. Los hay jugos que se extraen en frío y también puedes ir cada día por el jugo que más te convenga de acuerdo a tus necesidades específicas, ahí te explican para qué sirve cada cosa. Recomendamos para después de comer el cold brew de café orgánico, buenísimo para ponerse a trabajar y combatir el famoso mal del puerco.
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