Rodeados de los edificios modernistas y de los parques maravillosos que conforman Ciudad Universitaria, los sábados y domingos a las 10 am se reúne un grupo de personas para tomar clases de Parkour. Los alumnos de In Urban y de Urban Runners, como se llaman sus equipos, entrenan intensamente durante dos horas en la explanada de la Facultad de Medicina: corren, saltan y trepan las estructuras arquitectónicas del entorno y aprenden a usar sus cuerpos correctamente para sobrepasar los obstáculos que se les presentan.

Las clases de Parkour constan de dos partes. La primera es un calentamiento y acondicionamiento físico –que se ve bastante intenso y extenuante– donde los alumnos trabajan con su propio peso, y hacen barras, cuadrupedia, sentadillas y lagartijas. La segunda parte tiene que ver con aprender las técnicas de Parkour: subir bardas, mantener el equilibrio, saltar obstáculos, pasar murallas, hacer saltos de precisión, entre otras.

Según la historia oficial, el Parkour nace a finales de los ochenta en Lilles, un poblado al sur de París. Allí un grupo de 9 jóvenes, entre los que estaban David Belle y Yann Hnautra, sintetizaron varias técnicas de movimientos y crearon una disciplina física que bautizaron con el nombre de ‘Arte del Desplazamiento’ o Parkour, cómo más tarde se le conocería. Tenían su propio grupo de practicantes que se llamaba Yamakasi, palabra de origen Lingala (idioma congolés) que significa “cuerpo fuerte, espíritu fuerte, persona fuerte”. Desde entonces la disciplina se ha diseminado por todo el mundo y la comunidad de practicantes (o traceurs, como se les llama dentro de la disciplina) ha crecido exponencialmente.

En la Ciudad de México se practica, por ejemplo, en el parque Naucalli con los Monos Urbanos y poco a poco los practicantes de distintas colonias van tomando las calles, los parques, las plazas y los edificios; convirtiendo la ciudad entera en una cancha y en un lugar de entrenamiento. Y es que una parte muy importante del Parkour tiene que ver con la relación que establece el practicante con su entorno; una relación que se basa en recuperar la movilidad libre y eficaz del cuerpo dentro de un contexto urbano restrictivo.

Igual que las artes marciales, el Parkour tiene una dimensión filosófica. “No sólo es un deporte. Es una lección de vida”, asegura el entrenador de In Urban Gabriel Mendoza, alias  ‘Frodo’. Y agrega: “Tanto en el Parkour como en la vida tienes que enfrentar obstáculos diariamente y aprender a superarlos”. Edu, el entrenador de Urban Runners, lo corrobora: “Tienes que aplicar las reglas del Parkour a la vida: si estás deprimido, por ejemplo, tienes que aprender a pasar la depresión”. Supongo que Edu se refiere a que el Parkour te obliga a salirte de tu ensimismamiento para poder habitar tu cuerpo y recorrer el espacio en el presente. El Parkour para Edu también “es un arte; un lenguaje que te permite expresarte a través del cuerpo y de sus movimientos”. Y lo reafirma haciendo una pirueta perfecta frente a mis ojos que me deja francamente atónito.

La manera tan impecable con la que Edu realiza su pirueta sólo puede ser resultado de  mucha auto-disciplina; de mucho trabajo invertido en aprender la técnica y en perfeccionar la práctica. La aparente facilidad y sencillez con la que Edu ejecuta su acrobacia me remite a lo que dice Frodo: “el Parkour ha tenido un gran boom a través de los medios de comunicación; sin embargo, allí sólo se muestra la parte más vistosa y deslumbrante del deporte, ‘el circo’, digámoslo así. La gente no se imagina que dichos movimientos son el resultado de mucho trabajo de fondo y preparación que lleva bastante tiempo”.

La práctica del Parkour ayuda también a desarrollar el compañerismo y la empatía entre los  practicantes y fomenta la cohesión social. En las clases se ve como los jóvenes se apoyan unos a otros con consejos y motivación, además de que se prestan sus cuerpos para poder realizar los ejercicios. Frodo lo vuelve a explicar: “El practicante de Parkour busca sobrepasar obstáculos para mejorarse a sí mismo, así como tener un cuerpo capaz para ayudar a los otros. Es importante ser fuerte para ser útil”.

Además de las clases, In Urban ofrece entrenamiento para atletas o para los que quieren dedicarse al Parkour profesionalmente. Tras varios meses de preparación, los atletas pueden participar en competencias nacionales e internacionales y/o pueden ganar dinero haciendo castings para comerciales, participando en shows y performances, o volviéndose dobles de acción.

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Si te interesa aprender o entrenarte profesionalmente en Parkour puedes ir todos los sábados y/o domingos a las 10 am a la explanada de la facultad de medicina en Ciudad Universitaria. El costo es de 50 pesos por clase en In Under y 300 pesos al mes en Urban Runners. Están abiertos a recibir a todo el público que tenga ganas de entrenar. No se preocupen por la condición física; esa se adquiere con el entrenamiento.