Cuando el Museo el Eco era un club nocturno y un concurrido restaurante
El Museo El Eco de Mathias Goeritz solía ser un “lugar de ambiente”, frecuentado por artistas, vedettes y la clase política de la ciudad en 1953.
El Museo El Eco de Mathias Goeritz solía ser un “lugar de ambiente”, frecuentado por artistas, vedettes y la clase política de la ciudad en 1953.
En la Ruta de la Amistad, todas las esculturas están pensadas (por Goeritz) para verse desde un automóvil a 70 km por hora, sin detenerse.
Desde 1951, “El Animal del Pedregal” (parte de nuestra fauna de concreto) de Mathias Goeritz guarda las puertas de Jardines del Pedregal.
Darío Escobar descubrió un dibujo atribuido a Mathias Goeritz en una tienda de antigüedades. A partir de ese encuentro creó todas las piezas de esta nueva exposición.
¿Cómo sería el interior de la casa de Barragán si él siguiera vivo y reemplazara todas las obras de arte? Emisarios de cosas abandonadas por los dioses responde esa pregunta.
En el mural de azulejo veneciano que hizo Mathias Goeritz en el edificio gemelo de Pani se abre la puerta del baño del Paris 16. Sobra decir que es especial.
El Espacio Ecológico del Museo Anahuacalli conserva en cuarenta mil metros cuadrados flora y fauna endémica que nació tras la erupción del volcán Xitle.
Hasta el 20 de mayo se puede visitar el campanario en el patio de El Eco. El 12 de mayo habrá un taller de sensibilización sonora y el último día un evento de clausura.
Casi todos los capitalinos guardamos a las torres de Satélite con mucho cariño, y no necesariamente porque nos gusten (algunos las odian) si no porque son recuerdos viejísimos y muy extraños que dan identidad a la ciudad. Este es un mini álbum de fotos para hacerlas presentes.
En la UNAM todo parece sugerir que hay una segunda capa bajo la superficie. Que todo lo que vemos es también la insinuación de algo más. Sus diseños arquitectónicos fueron influenciados por el funcionalismo, que en un solo lugar incluye la antropología, la psicología y las ciencias. Recomendamos este recorrido.
El espacio experimental que construyó Mathias Goeritz no fue creado para conservar objetos, tampoco para admirarlos, mucho menos para comprarlos: el objetivo era producir experiencias y experimentar.
Si la Roma-Condesa es la zona de la buena vida, la Del Valle, Narvarte y Nápoles, es el territorio de lo normcore, donde lo cotidiano es virtud.
Un paseo aéreo por lo que alguna vez fue "la ciudad del futuro" ideada por Mario Pani con las 5 enormes torres (Barragán y Goeritz) que dan la bienvenida.
¿Qué nos dicen los garabatos? Un fascinante proyecto del artista Roger Adams que reinterpreta a Mathias Goeritz.